Esta temporada rescata el típico calzado de la danza que se reinventa para cargarse de detalles y acabados.
24 may 2006 . Actualizado a las 07:00 h.Nacieron para la danza pero realmente fue el cine el que las llevó a pisar el asfalto. Aunque la mayor parte de los estilistas atribuyen a Audrey Hepburn su popularización, los más puristas insisten en que fue Brigitte Bardot la auténtica responsable. Antes de triunfar en el séptimo arte se las había calzado para interpretar piezas de baile clásico. Tan cómodas le resultaron que encargó unas zapatillas igual de flexibles para su vida diaria. Así nació uno de los calzados que nunca mueren y que esta temporada se renueva con acabados metálicos y un buen puñado de incrustaciones que les dan un aire más personal. Pero las bailarinas o manoletinas, como se las conoce en España en honor al torero Manolete, son un fenómeno también típicamente español. Y si no que se lo cuenten al mallorquín Jaime Mascaró, cuya saga familiar arrancó de un pequeño taller que ya en 1918 fabricaba zapatillas para ballet. Desde entonces la fórmula familiar ha experimentado un gran desarrollo. Hasta este momento en el que el diseñador comercializa a través de la marca prettyballerinas, con tienda en Internet, más de 150 modelos desde 79 euros. No es el único. Camper, la alicantina Maloles, Mónica García e incluso grandes firmas de moda como Mango o Zara no dudan en ubicar en sus expositores modelos de gran atractivo esta temporada. Incluso el canario Manolo Blahnik se ha atrevido a cambiar la seña de identidad de las manoletinas, su ausencia de tacón, para dotarlas de grandes stilettos que han conquistado a las más exquisitas celebrities. También desde las islas, de las Baleares, llega la última colección de Farrutx, que propone para este verano una línea sencilla, basada en la coordinación de las punteras redondeadas y los pespuntes de raso. No duda dotar a estos zapatos, que dejan asomar los dedillos por su escote, con algunas de las marcas de la casa, como los logotipos o los trenzados. Paco Herrero, Wonders, Hispanitas, Ferrerías, Jocomomola, completan la nómina de firmas enamoradas del zapato plano por excelencia. No faltan en esta selección las grandes casas de la alta costura mundial. Prada, cuya elección elige el oro y la plata; o Chanel que no duda en equiparlas con su comercial camelia. La diferencia está en los detalles y esta primavera, más que nunca manda la explosión de color también desde los pies. Lo sabe la gallega Isabel Moralejo que diseña el calzado de la firma Otto et Moi y ha hecho de las manoletinas, y del color, una de sus señas de identidad. En su caso, los estampados de flores, los escoceses y los lunares alegran el paso de las mujeres por la vida. A ras de suelo también se marca estilo. Las bailarinas reviven tiempos dorados. Y prometen quedarse.