Dior sin John

EFE

TENDENCIAS

La firma retoma en su nueva colección su infalibre elegancia de la mano Bill Gaytten, excolaborador de Galliano.

03 oct 2011 . Actualizado a las 12:50 h.

Blanco, negro, beige y rojo, cinturas entalladas y espectaculares juegos de transparencias para las grandes ocasiones, fueron hoy algunos de los elementos claves de la colección Christian Dior para la primavera verano 2012, construida como un retorno a los orígenes de la sutil elegancia de la marca.

Pilotadas por el excolaborador de John Galliano Bill Gaytten, como el pasado desfile de alta costura, las petites mains (manitas) de los talleres Dior demostraron hoy de nuevo las enormes posibilidades de su saber hacer.

El conjunto más osado fue el último, un vestido-túnica recogido en la cintura, de tul negro bordado en el torso y tul blanco a partir de las caderas, que descubría las piernas y las nalgas. Volúmenes importantes a partir de la cintura en vestidos de cóctel o de gala, bellas mangas kimono, líneas puras y estampados geométricos triunfaron sin que la cuestión del día quedase resuelta, pues la firma confirmó por diversos canales que de momento no hay nombre oficial para sustituir al gibraltareño John Galliano.

El modisto perdió su puesto el pasado febrero tras haber sido filmado ebrio en un bar de París elogiando a Hitler y tras ser acusado por varios clientes de injurias racistas, por las que fue juzgado este mes de septiembre y condenado a una pena simbólica. En el universo de la moda todas las quinielas apuntan sin embargo a un sólo nombre para sustituirle, el del estadounidense Marc Jacobs, hoy a la cabeza de la firma que lleva su nombre y de Louis Vuitton, lujosa casa de costura que al igual que Dior, Kenzo o Celine es propiedad del líder mundial del lujo, el francés LVMH.

Otro momento esencial del día fue el ofrecido por el modisto israelí Alber Elbaz para Lanvin, abierto con estrictos conjuntos de hombros realzados, en blusas sin mangas, chalecos-túnica con solapas esmoquin y chaquetillas cortas. Hasta pasar del negro estricto y entallado por debajo de la rodilla al pantalón, y a una silueta fluida y etérea que pronto se tiño de blanco, gris perla o rosa muy claro. No faltaron los vestidos enteramente bordados, muy cortos, sin mangas, ni tampoco el color, en modelos cortos plisados radicalmente transparentes, adornados con complejos y exquisitos escotes drapeados.

Dentro de la semana de colecciones pero al mismo tiempo fuera, pues solo figuraba en la agenda de unos pocos elegidos, el expeluquero francés Charlie Le Mindu ofreció un desfile muy especial sobre el tema de la burka. Le Mindu abrió su presentación con un desnudo integral adornado con tatuaje y peinado colosal -Torre Eiffel incluida- ante múltiples creadores y «gente guapa», como la icónica española Rossy de Palma, quien desfiló para él tocada con una enorme peluca cabeza de cobra. La actriz, que ayer fue aplaudida en el desfile de Manish Arora, nuevo director artístico de Paco Rabanne, ensalzó en declaraciones a Efe el «mucho talento» de este creador tan jovencísimo, quien dejó el verano próximo en manos del vinilos negros y transparencias de organza azul noche.

El placer vino asimismo de los estampados de inspiración mexicana y balcánica del modisto turco-británico Hussein Chalayan, al son de un Stabat Mater de Pergolese interpretado en vivo por una coral. Un tono depurado y levemente futurista marcó sus diseños, incluso cuando lucían bordados floreados multicolores sobre prendas negras o blancas.

Esta cuarta jornada de colecciones fue también española, pues por la noche presentará sus creaciones la modista Amaya Arzuaga y el modisto Joaquín Trías debutó en París tras cuatro temporadas desfilando en Nueva York, llevado por el deseo de consolidar posiciones como marca europea.

Pese a los «excepcionales resultados» obtenidos en Nueva York, donde seguirán trabajando, se impuso París por ser «la capital del a moda», destacó Trías, quien mostró en un «Show room/Instalación» su amor por la fluidez, los juegos de transparencias y la combinación de tejidos que se adaptan al cuerpo, como seda, crepe y organza. Una colección dominada por el negro y el negro y blanco, con algunos toques de color fresa muy vivo, verde o azul, destinada más para el cóctel que para el día a día, y que Trías quiso «sobria», y no minimalista, terminó que no le complace. La presencia del modisto continuará mañana en una galería de arte, donde mostrará su «encuentro» con la fotógrafa Isabel Muñoz.