Las «it girls» también tienen conciencia social

La Voz REDACCIÓN

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No todo es superficialidad en las chicas más copiadas de todo el planeta. Para todo hay clases

07 may 2014 . Actualizado a las 14:27 h.

Hay it girls e it girls. Para aquellos que estén más perdidos, ostentan el cartel de «it» aquellas chicas -el término it boy se utiliza también para chicos, pero en menor medida- que, sobre todo por su estilo, se han convertido en auténticos iconos, adorados estilísticamente a lo largo y ancho del mundo. Alexa Chung, Cara Delevingne, Kate Moss y Olivia Palermo son cuatro buenos ejemplos: polifacéticas modelos, cantantes, actrices, pinchadiscos, incluso diseñadoras de moda y, sobre todo, sonrisas andantes, adictas al objetivo fotográficos cuya vida se reduce a ser un ejemplo a seguir.

El origen de este anglicismo se remonta a una película de 1927 protagonizada por el gran icono garçonne del cine mudo Clara Bow. Se titulaba simple y llanamente It y contaba la historia, basada en un artículo de la novelista y guionista Elinor Glyn, de una joven dependienta que caía rendida ante los encantos del heredero de los grandes almacenes en los que trabaja. Glyn había definido «it» («eso») como «la cualidad que poseen algunos de atraer a los demás con su fuerza magnética». «Con ese 'it' te ganas a todos los hombres si eres una mujer y a todas las mujeres si eres un hombre, ese 'it' puede ser una cualidad de la mente así como una atracción física». Clara Bow lo tenía. Lo personificó en la gran pantalla. Y fue la primera de todas las que vinieron después.

Hoy, proliferan por todos las esquinas caras bonitas que se autodefinen con el manido término y no hay mes que alguna publicación de moda no acuñe el «it» a algún desconocido y prometedor nombre. Pero, ¿son las verdaderas chicas icono solo muñecas, gestos que admirar, reencarnación del arte de no hacer nada y ganar mucho dinero a cambio? Y aquí se abre el gran debate. ¿Deben estas magnéticas mujeres dar únicamente un ejemplo superficial o la etiqueta de turno implica un esfuerzo extra que alcance la concienciación social?

No son muchas pero las hay. Véase Olivia Palermo. Esta rama de arquetipos femeninos, más humanos y terrenales, recuerdan al personaje principal femenino interpretado por la actriz Robin Wright de la serie House of Cards, la ficción protagonizada por Kevin Spacey que narra las intrigas políticas de la Casa Blanca. Correctísima en sus formas, impecable en su estilo y -lo más importante- sinónimo de humanidad, al menos y hasta donde se puede leer, en el arranque de la historia y el planteamiento de su personaje, Claire Underwood ejemplifica esta faceta menos común de las chicas de revista. Pero ellas siguen la siguiente estrategia.

Suelen sacar a la superficie este arranque de compromiso con sinergias pactadas entre campañas de firmas de moda y acciones solidarias. Y ellas, simplemente, les ponen cara. Y cuerpo. Pero la neoyorkina Palermo ha ido más allá. Este es el segundo año que se vuelca en el lanzamiento de una nueva línea de la marca de calzado Pikolinos, prestando su imagen a la colección Masaai de la firma. Hace dos años, la it girl se trasladó a África para vivir, según sus propias palabras, una «experiencia fascinante, inolvidable, muy enriquecedora» y que le llenó «plenamente». Olivia se convirtió entonces en embajadora de un interesante proyecto que consiguió el logro de implicar a más de 1.600 mujeres de Kenia y Tanzania para aportar luz y color a la nueva línea de la marca, al mismo tiempo que garantizaba la sostenibilidad de una de las tribus más amenazadas del planeta.

Pikolinos repite este año lanzamiento Massai con Olivia Palermo como representante, potenciando el estilo étnico y consolidando la tendencia boho, inclinada hacia su costado más hippie. Échale un ojo a la nueva y colorida colección de sandalias, disponibles en El Corte Inglés.