El propio olfato juega una mala pasada ya que se acostumbra a la colonia antes de que realmente desaparezca
04 jul 2014 . Actualizado a las 17:14 h.No es que te eches poca colonia o que el resto se eche demasiada. Tampoco es que tu fragancia dure poco o que las del resto huelan mejor. Ni mucho menos que tu cuerpo no sepa absorber el aroma. En realidad, todo es cuestión de narices. Concretamente de la propia ya que a pesar de que las sensaciones olfativas penetran muy hondo en el cerebro, éstas son de corta duración ya que se esfuman en cuanto el organismo se acostumbra a ellas y abre el camino a que otros aromas, ya sean agradables o no, inunden las fosas nasales. Tanta es la capacidad de habituarse del cerebro que, conforme pasa el tiempo, nuestra colonia de cabecera empezará a parecernos que ya no huele como el primer día cuando, en realidad, no ha perdido ni la primera característica. Con esto claro, hay que tener en cuenta que aunque nosotros no percibimos el aroma, el resto del mundo sí. Así que, primer y único consejo en el mundo de los olores: no hay que bañarse en colonia, nunca. El resto de narices no están acostumbradas a ella y las padecerán, eso sí, temporalmente. También hay que evitar rociar el pelo porque se daña o frotar el lugar donde la aplicas -aunque sean las muñecas- ya que así aún se evapora más rápido.
Pero como el ser humano es animal de costumbres, siempre se termina buscando una nueva fragancia para sustituir completa o temporalmente la vieja que ya no huele a nada. Ahora que se está inaugurando una nueva estación y se abre la veda de las vacaciones, hacerse con una nueva colonia puede ser una compra más que recomendable. Y para estos días calurosos, lo mejor es apostar por fragancias frescas -El Corte Inglés tiene una amplia variedad dentro de esta línea de L'Oreal- evitando los olores pesados que nos pueden cansar antes debido a la pesadez que se respira en el ambiente.
Si lo que buscamos es una fragancia cítrica y con aromas verdes como la madreselva y el romero, la opción a elegir podría ser eau de toilette Ô de L'Orangerie de Lancôme. Con un frasco que recuerda a los inicios de la casa francesa, aporta la misma sensación de un paseo al caer el calor del día. Para las más románticas, Anaïs Anaïs de Cacharel es la elección. Clásica por antomasia, se ha adaptado con el paso del tiempo rejuveneciendo su olor pero permaneciendo fiel a sus principios: floral, dulce, afrutada y con su toque oriental.
La conocida como «el filtro de amor del siglo XXI», Loverdose de Diesel es una perfecta poción oriental que deja entrever a una mujer seductora. Con marcados toques cítricos, el regaliz complementa el eau de parfum que dicen que «vuelve irresistible a la que lo lleva y locamente al que se le acerca». Para las que quieran algo más floral, Manifesto de Yves Saint Laurent es la mejor elección. Con un bote que busca ser un talismán, presenta entre sus ingredientes lirios, cedro, sándalo y vainilla.
Aunque por mucho que se hable de las colonias y los perfumes, para decantarse por una no hay nada mejor que ir, oler y volver a oler. Y es que las fragancias son una cuestión de narices.