Al Athletic le han matado las ausencias. En un equipo como este, perder a Llorente, Javi Martínez y Amorebieta (uno que se fue y dos que no están) es una carga demasiado pesada. Una baja fundamental en cada una de las líneas de juego. A esto hay que sumar el bajón de otros futbolistas de peso como Muniain y el resultado es el de un equipo que busca el mejor final posible para un año de transición.
Un conjunto que domina el juego y tiene un muy buen movimiento de balón, pero al que le falta muchísimo acierto de cara al gol. En otras ocasiones el problema no sería algo definitivo, pero cuando las posibilidades defensivas se han reducido tanto, no marcar es una losa enorme. Estamos hablando del tercer equipo más goleado, fundamentalmente porque no cuenta con dos piezas muy difíciles de sustituir en el centro de su zaga. Bielsa contaba también para esa zona con Javi Martínez.
En punta, Aduriz empezó con una racha muy buena, pero eso es algo que solo jugadores como Messi o Ronaldo pueden mantener a lo largo de toda una temporada. Si él no está acertado, el Athletic carece de gol. Ha mantenido su buen juego por las bandas, característico en los de San Mamés, pero si en la temporada pasada había cinco hombres buscando el centro, ahora apenas hay opciones en zona de remate. El equipo estaba acostumbrado a buscar siempre a Llorente, un futbolista que condiciona al resto por el juego que practica. Es difícil sobreponerse enseguida a una baja así.
Hay que sumar el momento del Dépor. Hablé con Valerón hace muy poco y transmitía una confianza enorme en los suyos. Y la afición coruñesa es formidable. Otro punto a favor de los de un Fernando Vázquez que lo está haciendo fenomenal. Dicho esto, el Athletic siempre ha salido de cualquier dificultad y llega a Riazor en un momento delicado y con un calendario muy difícil por delante. El partido promete.