La primera gran manifestación de deportivistas fuera de A Coruña en los tiempos modernos tuvo como punto de llegada Logroño. Fue el 7 de mayo de 1994 cuando siete mil blanquiazules tomaron la capital riojana y la tiñeron de blanco y azul. Un día después, el conjunto gallego jugaba en Las Gaunas. Si el Real Madrid vencía al Barcelona, un triunfo daría la Liga a los herculinos.
La ilusión era máxima. Desde primera hora de la mañana los autobuses comenzaron a pasearse por las calles logroñesas. Por la tarde, los gallegos invadieron El Laurel y tras el encuentro del Bernabéu (inesperadamente ganó el Barça con un gol de Amor), la afición tomó la calle del hotel Herencia Rioja, en el que se hospedaba el Dépor, para dar ánimos a sus jugadores. La noche fue blanquiazul, al igual que la mañana y la tarde del domingo.
El Dépor, que ya sabía que no podía ser campeón, hizo los deberes y venció en un futbolín (así se conocía popularmente Las Gaunas por su pequeño tamaño) en el que ambas hinchadas se hermanaron.
Con anterioridad a esta cita, 5.000 incondicionales habían peregrinado en mayo de 1.986 a Oviedo y 1.500 en junio de 1991 a Valencia para vivir contra el Levante el penúltimo partido de la Liga del ascenso.
Lo de Logroño fue un ensayo general para una afición, la del Deportivo, que un año después se iría en masa a Madrid para presenciar la primera final de Copa que disputaba su equipo. Cuarenta mil blanquiazules se dieron cita en el Bernabéu el 24 de junio de 1995 para presenciar aquella histórica final del diluvio. Pero si eso tuvo mérito, más aún puede considerarse que, solo tres días después, en una jornada laborable, fueran 20.000 los coruñeses que volvieran a tomar el campo del Real Madrid para impulsar a Alfredo Santaelena en su salto ante la salida de Zubizarreta y celebrar el primer título en la historia del Dépor.
El segundo peldaño en el podio de grandes desplazamientos corresponde al centenariazo. Veintiséis mil hinchas fueron a la capital de España en autocares, aviones y trenes y entonaron el cumpleaños feliz al recordar las cien primaveras que atesoraba el club blanco.
También es recordado con cariño la gran marea blanquiazul que tomó Santander el 13 de mayo del 2000. Un día después el Dépor jugaba en El Sardinero un mal encuentro que le permitía sumar un punto que le dejaba la Liga a tiro de noventa minutos.
Y cómo olvidar a los ilusionados cuatro mil que presenciaron en directo cómo Deco se burlaba de su amigo Jorge Andrade en el partido de ida de las semifinales de la Liga de Campeones disputado el 21 de mayo del 2004 en Oporto.
La pasada temporada, en Segunda, también fueron varios los desplazamientos para seguir al equipo. Todo por el Dépor.