Lux: «Que no me haya roto los cruzados es un milagro»

Xurxo Fernández Fernández
xurxo fernández A CORUÑA / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

El meta esquiva el quirófano y asegura que volverá antes del mes y medio de baja estimada

28 ene 2014 . Actualizado a las 11:32 h.

Pizca de suerte, por fin. Germán Lux (Carcarañá, Argentina, 1982) tiene un esguince en su rodilla izquierda. Nada más. Donde cualquiera vería un contratiempo, el arquero encuentra «un milagro» que le permitirá volver a colocarse bajo los palos de la meta blanquiazul en menos de mes y medio.

El parte médico del doctor Arriaza exorcizó ayer los fantasmas atraídos por la imagen del portero abandonando El Arcángel. Las lágrimas sobre la camilla de un futbolista que destaca por su sobriedad hasta en los gestos. Atrás quedaba un salto en los límites del área grande, emparedado entre Insua y Xisco, y un giro antinatural en la caída. Dramático momento que primero atenuó la exploración a pie de campo -el diagnóstico apuntaba a una entorsis (distensión sin rotura)- y reavivaron más tarde las valoraciones de los compañeros de Lux y el cuerpo técnico. «Tiene mala pinta esa rodilla. Hasta dentro de 48 horas no sabremos qué le pasa, pero es muy triste», resumió Fernando Vázquez en sala de prensa tras la victoria frente a los andaluces.

«No me merecía algo feo»

Dos días después, se esfumó la tristeza. «Que no me haya roto los cruzados es un milagro», declaraba a La Voz la versión más feliz del portero argentino. «Estaba preparado para lo que fuera -aseguraba-, pero no me merecía algo feo». Y es cierto. Porque el de Carcarañá ya las ha visto de todos los colores. Y ni siquiera hace falta escarbar en el terreno personal para demostrarlo. En la parcela deportiva, el Poroto perdió de un solo golpe extraño la titularidad en River y la plaza en el Mundial del 2006. Poco después, un Daniel Passarella enfrentado a su arquero le comunicaba que tendría que cambiar de aires, abandonando el club de su vida. Ya de este lado del charco, Moyá primero y Dudu Aouate después limitaron sus minutos en el Mallorca, y tuvo que esperar al adiós de Dani Aranzubía para ganarse la plaza de titular en el Dépor.

Lux tiró de paciencia y por fin este verano le llegó la oportunidad merecida. Renovó contrato durante la mayor crisis económica del club coruñés y Vázquez depositó en él su confianza, dejando salir hacia el Atlético a su otra opción bajo palos. El internacional albiceleste respondió y estaba completando una sensacional temporada, consolidado como el mejor meta de la categoría. Hasta lo de Córdoba. Allí pareció regresar el mal fario.

«La suerte es lo de menos», respondía pragmático el arquero cuando el domingo se le mentaba su mala fortuna en el aeropuerto de Alvedro. «El fútbol tiene estas cosas», apuntaba 24 horas antes de las pruebas definitivas. La resignación no ha sido necesaria. El plazo de baja estimado para lesiones como la del portero blanquiazul -esguince de rodilla con contusión ósea en reborde tibial anterior, exactamente- va de las cuatro semanas al mes y medio. Un plazo este último que Lux ni se plantea pasar lejos de su puesto. «Volveré antes», afirmaba ayer.

La ocasión de Fabricio

Declaración de intenciones que convierte en innecesaria la contratación de un nuevo guardameta en un momento tan delicado en lo financiero. Mientras el argentino esté de baja, Fabricio tendrá ocasión de demostrar su valía. Hasta el sábado solo había participado en encuentros de Copa y no lo hizo mal en El Arcángel, el escenario del milagro.