Un Rubén Castro con la personalidad de Pandiani

José Luis Ribera CLICHÉ

TORRE DE MARATHÓN

14 mar 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

A Ifrán le faltó suerte en la Real Sociedad, donde siempre lo han esperado. Solo hay que tener en cuenta que lo fichó lesionado y ni aún así lo dudó un instante. Su mejor temporada fue la pasada, cuando se convirtió en el revulsivo habitual en un equipo que acabó por clasificarse para la Liga de Campeones. Incluso marcó goles importantes.

Recuerdo un 2-5 al Valencia en Mestalla en la jornada decimocuarta, cuando ya comenzó a vislumbrarse todo lo que podía dar de sí aquella plantilla. Entonces Ifrán salió de titular y a la hora de juego marcó el 1-3, que ya abrió un hueco importante. En aquel partido jugó como delantero centro, pues Aguirretxe fue suplente, en un esquema de tres atacantes natos, pues Montanier, el entrenador de entonces, jugaba con Vela y Griezmann en las bandas. No obstante, creo que cuando más cómodo se siente es como segundo delantero, porque no es corpulento, pero sí rápido, hábil y listo para encontrar la zona de remate.

El entrenador francés también lo había alineado en banda, en ese sistema 4-3-3. Sin embargo, con él los delanteros que jugaban por los costados no llegaban a la línea de fondo, sino que trazaban diagonales en busca de llegada al área. Eran delanteros que jugaban abiertos, no se trataba de extremos al uso. Así, Ifrán se me parece a Rubén Castro, aunque no tiene su calidad, que el uruguayo suple con un carácter batallador e inquieto.

En este sentido, y solo en este, se parece a Walter Pandiani. Ambos tienen carácter, son incómodos para la defensa rival, porque no descansan, se enfadan y son muy competitivos. En cambio, respecto a sus condiciones para jugar al fútbol, no se parecen en nada.

El Rifle destacaba por el juego de espaldas y la fortaleza en el juego aéreo. Ifrán puede llegar a esos mismos centros que buscaban a Pandiani, pero lo hará por medio de la anticipación, o porque lee bien los espacios, o por la punta de velocidad. Si este era uno de los ídolos de Riazor, Anoeta también tiene entre sus jugadores más queridos al nuevo delantero del Dépor, pues era el llamado a revolucionar los partidos que se habían puesto más complicados. Era el que salía y chocaba con los defensas, o hacía una jugada que levantaba la grada y volvía a enchufar al equipo al partido.

Acerca de su última lesión, sé que en Navidades recibió el alta y que a partir de entonces se ha entrenado con normalidad con el equipo. En este sentido, como se trata de un delantero no tan pesado como otros, le cuesta menos recuperar el tono adecuado. Pero Jagoba Arrasate, el entrenador actual, no lo ha alineado y considero que no se le puede exigir que dé un rendimiento óptimo desde el primer minuto. Aún tiene que crecer.

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