Los niños, y también las personas mayores, manifiestan con ingenuidad su sorpresa cuando son testigos de algo que ven extraño. Uno de los casos registrados en las últimas horas lo protagonizó el fútbol, y fue el resultado de Valladolid, en donde el Madrid salió trasquilado con un empate que dejó a los blancos y sus seguidores sumidos en la amargura de la derrota. El 1-1, aunque parece extraño, vino a ser un calmante para el fútbol, pues deja ver con cierta normalidad al Barcelona como el futuro campeón de esta Liga cuyo final nada puede sorprender sin repetir lo tantas veces escuchado: el fútbol está lleno de sorpresas. El título se le va a escapar al Atlético, equipo que llegó a dar la impresión que patrocinaba este campeonato. También dejará fuera al Tata, después de que hubiese celebrado con un asado su marcha, hecho que, si se confirma, será en vísperas de tener la ocasión de celebrar en las Ramblas la Liga. Si hay dudas sobre esto lean lo que ayer decía Joan Vehils, director del Sport: «La Liga depende del Barça y si los jugadores desaprovechan esta oportunidad es para matarlos». Repasados todos los pronósticos, aparece una agradable comparación -decimos nosotros- del Barcelona igualando al Deportivo: uno por el título y otro embalado hacia el ascenso. Es el resultado que salta a la vista si se contemplan con frialdad las clasificaciones.