El ansiado regreso a la élite del Deportivo se revela fundamental para el futuro de la entidad
02 jun 2014 . Actualizado a las 11:36 h.No solo fue un torrente de felicidad, una explosión de satisfacción, el ascenso que el Deportivo de la Coruña conquistó el sábado cuando el reloj se aproximaba a las nueve de la noche era una alegría imprescindible. Un hito básico para construir el futuro de un club que ha sorteado uno de los años más convulsos de su historia y en el que se vio amenazada su supervivencia. El regreso a la élite sirve para derramar un brochazo de optimismo sobre todas las caras de la entidad: la económica, la deportiva y la que tiene que ver con su amplio respaldo social.
¿Qué supone en términos económicos este retorno a la Primera División?
Sin duda, es un balón de oxígeno para las arcas del Deportivo que en los próximos años tendrán que hacer frente al pago de su imponente deuda. La capacidad de generación de ingresos en una u otra categoría es radicalmente diferente. En Primera, el presupuesto de la sociedad se estima que sobrepasará los 30 millones de euros; en Segunda, rondaba los 15. Contratos de patrocinio e ingresos de televisión se multiplican con este salto de nivel. Es cierto que el Deportivo todavía disponía de un cierto margen en el caso de no haber logrado el objetivo durante esta temporada, pero el Consejo de Administración que preside Tino Fernández ya ha advertido de que la viabilidad del club pasa por agarrarse a la élite.
¿Aguantaría el club un nuevo descenso de categoría?
Aunque esta posibilidad ni siquiera se baraja dentro de los actuales rectores del Deportivo, quienes ya han anunciado que a partir de mañana comenzarán a trabajar en la planificación de la próxima temporada, el convenio que el club firmó con Hacienda baraja varios escenarios y en ellos se suavizan las condiciones del pago de la deuda privilegiada en el hipotético caso de que regresase a la Segunda División.
De todos modos, las distancias abismales entre lo que el club puede ingresar viviendo en Primera y lo que sus cuentas reciben en la división de plata convierte, como ya se ha indicado, en vital el afianzarse en la máxima categoría. De hecho, Tino Fernández fue el primero en señalarlo en Riazor mientras la plantilla todavía se encontraba en el vestuario celebrando el triunfo sobre el Jaén que elevaba el equipo al cielo. «Hay que seguir trabajando y muy duro, porque esto no solo se trata de llegar, lo más importante es mantenerse», apuntó con gesto firme el mandatario blanquiazul.
¿Qué supone en términos de prestigio deportivo?
El conjunto coruñés se ha forjado una reputación dentro del fútbol español que resplandeció sobremanera durante la pasada época dorada en la que se proclamó campeón de Liga. Esto provocó que muchos jugadores quisieran vestir la camiseta blanquiazul, experimentar lo que se siente cuando se pisa el césped de Riazor con el público volcado en animar a sus futbolistas. Algunos, con un currículo impresionante, incluso despreciaron ofertas económicas superiores para aterrizar en A Coruña. Fue, sin ir más lejos, el caso de Marchena esta temporada. Su caché como campeón del Mundo le podría haber abierto las puertas de algún retiro dorado, pero prefirió ponerse el traje de faena y volver a Galicia para terminar haciendo el gol de su vida.
Gracias a su prestigio, el Deportivo también ha servido como escaparate para nombres con talento y proyección, pero que no acababan de encontrar un hueco en equipos que jugaban en una categoría superior a la del equipo de liderado por Fernando Vázquez. Así aparecieron Sissoko, Culio, Bryan Rabello, Salomao o Bruno Gama por los campos de entrenamiento de Abegondo.
Pero el hecho de permanecer otra temporada alejado de una de las competiciones más exigentes del planeta, que concentra las miradas del mundo del balón, suponía una fuerte amenaza para esa imagen de marca de la entidad, un bien intangible que, sin embargo, ha reportado cuantiosos beneficios al club.
¿Cuál es el significado de este ascenso para la afición del Deportivo?
Ha demostrado, mejor que ninguna otra en España, que arropa al equipo incluso en los peores momentos. No en vano, la afición del Deportivo ha sido nombrada por segunda vez como la más sobresaliente de Segunda. Un premio a ese jugador número 12 al que a cualquier equipo le gustaría tener en sus filas. Desde Fernando Vázquez hasta cada uno de los futbolistas no se han cansado de recalcar que el calor de los seguidores, tanto en Riazor como fuera de casa, ha sido un factor diferencial para alcanzar el objetivo que se habían marcado al principio de la campaña.
Sin embargo, con dos descensos en tres años, un nuevo traspié esta temporada podría haber significado la desaceleración de un movimiento mayúsculo, la desmoralización de un regimiento de incondicionales que han llevado en volandas al equipo al lugar que le corresponde. Ellos también se merecían esta enorme recompensa, un espaldarazo a sus sacrificios para animar al Deportivo hasta quedarse sin aliento y pasear su nombre por todos los rincones.
¿Es el regreso a Primera el inicio de una nueva etapa a nivel institucional?
Por lo menos, supone el punto de partida perfecto para realizar borrón y cuenta nueva sobre ese aire trémulo que respiró el equipo esta temporada, en la que se produjo el relevo en el Consejo de Administración. Y en esa marea de cambio la nueva directiva ha sabido gestionar la herencia envenenada que recibió, ha mantenido a la entidad con pulso. El ascenso culmina un período de tiempo a medio camino entre el pasado y el futuro del conjunto blanquiazul. Ahora, a Tino Fernández le tocará saber administrar el presente, ese que dicta que el escudo del Deportivo brillará otra vez entre los más grandes del fútbol español.