Juan Domínguez, enganche, pese a todo

Xurxo Fernández Fernández
xurxo fernández A CORUÑA / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

PACO RODRÍGUEZ

Juan Domínguez volvió a entrar en el baile de la mediapunta, una plaza sin dueño

03 nov 2014 . Actualizado a las 15:31 h.

El hombre era Lucas, pero su rodilla dijo no. Víctor quería al del barrio de las Flores como enlace entre el centro del campo y el frente de ataque. Desde allí le había dado aire frente al Valencia y el técnico buscaba otro respiro ante el Getafe.

Esperó hasta el jueves el míster, mientras Lucas alimentaba la esperanzas: «Me duele al bajar escaleras, pero creo que mañana ya podré entrenar», decía el martes. Y el miércoles saltaba unos minutos al césped junto al readaptador, para regresar enseguida al vestuario. Con la fe intacta, eso sí: «La hinchazón baja de un día para otro. Así que hay que confiar». Y el jueves nada cambia. Y Víctor se resigna y el viernes llama a Juan Domínguez y tienen una charla.

«Me lo comunicó el día del partido, en el hotel. Habló conmigo para decirme lo que quería que hiciese en esa posición. Ya durante la semana me había puesto tareas para jugar ahí, así que no fue algo totalmente inesperado», explica el naronés. Mediapunta a la fuerza.

Cambio de discurso

«Me dijo que por mis características podía ayudar ahí»

La conversación, según detalló después el propio Juan Domínguez, tuvo su parte motivadora: «Me dijo que por mis características podía ayudar al equipo en esa posición». Las circunstancias habían borrado el rastro de aquel «no lo veo para jugar en los últimos treinta metros», con el que el técnico se había referido a las condiciones del 10 a principios de temporada. «Intimidades del grupo», esgrimiría Víctor tras el encuentro para justificar su cambio de parecer.

Última vuelta de tuerca a una plaza incómoda por la que han ido desfilando candidatos reconvertidos y que sin embargo se ha mostrado esquiva a los especialistas en el puesto.

Precedente satisfactorio

«No es algo descabellado, ni la primera vez que juego ahí»

«Me sorprende más jugar ahí que de mediocentro. Pero no me pilla totalmente por sorpresa. No es mi posición natural pero tampoco es algo descabellado, ni la primera vez que juego ahí -recordaba Juan Domínguez el sábado en la sala de prensa de Abegondo-. Contra el Eibar también me tocó jugar de mediapunta». Ese partido lo ganó el Dépor, como el del Valencia. Y marcó el enganche, también como frente a los che.

Así que a falta de mimbres para repetir una fórmula ganadora, el entrenador calcó la otra. Aunque la elección descolocase al elegido. «Todo jugador se encuentra más cómodo en su posición natural o muy cerca de ella. La mía es la de mediocentro», admitió el naronés frente a los medios. Y ante la insistencia en el tema, zanjó: «Yo estoy contento por jugar sea donde sea. Aunque a todo jugador le gusta estar en su posición de confort».

Especialistas sin sitio

Fariña, reubicado, y Juan Carlos en la grada

La misma zona que echa de menos Luis Fariña, aunque su caso sea el opuesto al de Juando. «En el Benfica el míster no usaba enganche», apuntaba a principios de curso para explicar su falta de minutos en el club lisboeta. En A Coruña sí, pero el argentino apenas huele esa plaza.

Ahí jugó en la primera jornada, en Los Cármenes, y también en los duelos con el Real Madrid y el Almería. En el resto, Víctor Fernández borró al mediapunta de su dibujo o colocó ahí a otro futbolista (José Rodríguez, Lucas o Juan Domínguez), relegando a Fariña a una banda izquierda en la que apenas ha rendido.

En el plantel blanquiazul hay otro enganche puro: Juan Carlos. Pero el coruñés fue descartado en pretemporada y Víctor solo le concedió unos minutos sobre el césped frente al Valencia y un asiento en el banquillo contra el Getafe.

Cambios de sistema

Medunjanin, el único fijo en el centro del campo

Lucas debería estar de vuelta en Córdoba y cerrar (de momento) el debate de la mediapunta. Pero se abrirá otro, porque la zona de confort de Juan Domínguez tiene dueño. Medunjanin ha sido el único fijo en el centro del campo del Dépor. A partir de ahí, todo es contingente; 10 incluido. «El entrenador solo piensa en el bien del equipo -subraya el naronés- y yo estoy contento de que confíe en mí para ayudar. En cualquier posición».