La tranquilidad en el ambiente deportivista es normal, resaltando esa esperanza que tanto abunda en el fútbol, aun en situaciones críticas. Desde el primero en llegar al club hasta el último, difícilmente alguno arroja la toalla. Resulta agradable comprobar el estado de tranquilidad que se respira en los de casa -aunque no siempre- porque aquí se antepone la esperanza a la desilusión. En esto de reanimar a los seguidores H.H. era un gran especialista, tanto que llegó a popularizar el calificativo de mago, que a él le hacía sentirse orgulloso.
El comentario de hoy resulta ambiguo porque la inactividad en el campeonato de Liga reduce, hasta hacerlos desaparecer, temas candentes del momento. Sin embargo tenemos a Víctor Fernández recurriendo al Fabril con deseo de poder elegir algún joven futbolista que le ayude a resolver el problema de las bajas individuales. Recurrir al equipo filial por sistema es un remedio dudoso, aunque de esto sabe más el entrenador profesional, como es el caso de Víctor Fernández quien manifestó el deseo de esperar a la semana próxima para decidir la alineación del equipo que se presentará en Riazor.
Con la Real vienen dos técnicos, uno que ya estaba y otro que aterriza, detalles que podrían originar una desorientación donostiarra en este próximo día 22, asunto que por aquí no preocupa, ni tampoco sus declaraciones porque las palabras las lleva el viento.
En tanto no llega el día, que reine la tranquilidad en los cuarteles de invierno del Deportivo.