La protesta contra los horarios es general, según manifiestan numerosos aficionados coruñeses y otros residentes fuera de la ciudad, pero seguidores deportivistas. Todos manifiestan el enfado contra el horario nocturno de las 10 de la noche, que resulta prohibitivo para los niños y veteranos aficionados quienes, entrados en años, no están para salir del estadio a las 12 de la noche, horario en el que suelen tener conciliado el primer sueño.
Refiriéndome a los horarios, recuerdo un Deportivo-Racing de Ferrol (1-0) en febrero de 1940 a las 3 de la tarde. Mi madre iba con retraso en la preparación de la comida, y yo marché pasadas las 2.30 para el viejo Riazor, sin comer porque no quería perderme ni la salida de los equipos. Entonces ni se soñaba con la luz artificial en los campos.
Ayer lamentaba el comportamiento del Comité de Apelación con el retraso en el caso Postiga. Hoy recojo las quejas de un sector de aficionados coruñeses, parte de los cuales justifican sus quejas señalando que otros equipos gozan de horarios más normales mientras al Deportivo, ciudad situada más al norte que el cabo Finisterre, se le obliga a cerrar en la medianoche esta jornada de ayer. Cuando se habla de otros equipos, nos referimos al Levante, Elche, Villarreal?
No termina ahí el problema puesto que el Deportivo-Athletic Bilbao del 3 de enero, está señalado para ese incomprensible horario de las 10 de la noche. Y si en la Copa se elimina al Málaga, el 6 de enero, se vería el Deportivo con igual horario que señalan en Madrid. No vale disculparse con el dinero de la televisión, tema que también puede discutirse.
En cualquier caso, horarios al margen, decir que el empate de ayer deja un sabor un tanto agridulce a los deportivistas.