No me disgustó el último partido del Dépor. Hizo merecimientos y tuvo ocasiones para marcar. El resultado no reflejó lo que pasó. No sé si le dio tanto como para derrotar al Málaga, pero sí para lograr el empate. Tras el cambio de sistema por fin en la primera parte del sábado me ha parecido que ha habido evolución. Los jugadores conocen más sus mecanismos y hubo más control que tras el descanso, cuando entró Cuenca por Insua para generar más actividad ofensiva y el partido se volvió un poco de ida y vuelta. Wilk está trabajando mucho y ayuda muchísimo a los centrales. Luego en ataque también es la referencia, porque Medunjanin inicia el ataque, pero en el repliegue le cuesta más.
Al Dépor lo que le faltan son puntos. Diez en catorce jornadas son pocos y lo único que da tranquilidad es que en la clasificación están cuatro equipos igualados con diez puntos, así que les está costando a todos, pero sí que el equipo está más seguro de lo que está haciendo y tiene las cosas más claras. Al menos no está perdiendo los partidos tan fácil como al principio.
Insistiría en la apuesta. No es bueno cambiar mucho de estilo y no hablo tanto de jugar con cinco o con cuatro atrás, sino en lo que el Dépor está haciendo. Si los jugadores confían en el momento actual, aunque los resultados todavía no hayan llegado, y ven que hacen las cosas lo mejor que pueden, es mejor mantener la idea. Por lo menos, que los jugadores sepan a lo que quieren jugar. Ahora se ha abierto el proceso de que si ganas al Elche, va a haber más tiempo y confianza para insistir. Los futbolistas se están adaptando, Luisinho y Juanfran, que son a los que más varía el trabajo con el nuevo esquema, están haciendo una buena labor. Y a Postiga no le está viniendo nada mal tener más cerca a un jugador con tanta movilidad como Cavaleiro. Mejoró respecto a otros partidos y puede ser un punto de inflexión.