Difícil, aunque nunca imposible

Vicente Leirachá
Vicente Leirachá PUNTO DE MIRA

TORRE DE MARATHÓN

16 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Para el aficionado no resulta fácil entender que su equipo -como es el caso del Celta- quede eliminado de la Copa después de ganar nada menos que por 2-0 en San Mamés. Es difícil aceptarlo, y no vamos a entrar en eso del valor de los goles (en Balaídos el marcador fue 2-4) medida que tiene como objetivo favorecer el juego de ataque. Está visto que quienes aprueban las leyes del fútbol acuerdan gustosos cuando favorecen a los poderosos, con los que les interesa ir de la mano aunque a veces falte objetividad en las decisiones. Dos asuntos, de los cuales ya se trató en La Voz pero siguen en los cajones de los despachos de quienes dirigen el mundo del balón. Me refiero a los cambios de jugadores cuando los partidos ya están metidos en esos períodos que añade el árbitro. En tales momentos, el cambio de un hombre no va a repercutir en el funcionamiento de un equipo, puesto que no hay tiempo ni para explicárselo a los jugadores. Sin embargo se autoriza a parar legalmente (?) esos momentos finales que para el equipo que solicita el cambio son agobiantes y busca que termine el tiempo. Otro asunto es el del ojo de halcón, tantas veces reclamado y rechazado por el fútbol cuando tenemos el ejemplo del tenis, en donde su ayuda es decisiva. ¿Y qué pasó con el cuarto árbitro? Ese personaje tantas veces anunciado y al que de tarde en muy tarde vemos próximo a las porterías, con una presencia que resulta más testimonial que eficaz pues nunca corrige una decisión arbitral.

Son notas del fútbol que evitan hoy ocuparnos de la actualidad azulgrana, asunto que preocupa seriamente al deportivismo. Reconocerlo cae dentro de lo normal, refiriéndonos al encuentro de pasado mañana, en Riazor. Con ánimo de tranquilizar, en alguna medida, a esos seguidores coruñeses que ven más que difícil el resultado, recordarles que en el fútbol no hay nada imposible.