El partido de anteanoche, en el Camp Nou, demostró que hay dos tipos de fútbol: el de Copa y el de Liga, diferentes en muchos aspectos aun enfrentándose dos equipos de postín, como fue en este caso, Barcelona y At. Madrid. Los madrileños sacaron lo mejor de su baúl para afrontar este choque del que conocían las exigencias y lo difícil que resulta ganar en aquel escenario. El encuentro sirvió además para demostrar al aficionado que el fútbol de Liga es diferente al de Copa. En el primero, no cabe vuelta de hoja para una segunda lectura sobre lo sucedido, mientras en la Copa esa posibilidad existe con el partido de vuelta, tal como se espera que suceda en esta eliminatoria que exigirá el máximo esfuerzo por parte de los jugadores. Este Barcelona-At. Madrid fue, en mi opinión, uno de los mejores partidos en lo que va de temporada. Le ayuda a calificarlo así el 0-0 que saltó en pedazos casi al final, con el penalti que convirtió Messi recogiendo el rechace del portero madrileño. El partido, repito, resultó emocionante al máximo para los seguidores del Atlético y casi angustioso para los barcelonistas que seguían este encuentro sin dejar de pensar qué resultado les espera en el Manzanares.
Esta es la Copa con su fútbol total, donde los jugadores se emplean como si se acabara el Mundo. En la Liga se toma todo con más tranquilidad, mientras en la Copa llega la muerte de repente. En la Liga, cuando pierdes, los equipos se disculpan prometiendo mejorar en el partido siguiente y los seguidores, normalmente, se lo creen.
Mañana hablaremos de ese próximo partido con el Granada, cuya preocupación va a más según se acerca el domingo.