El joven extremo quiere triunfar en el Benfica, pero cree que A Coruña será clave en su progresión
13 feb 2015 . Actualizado a las 14:22 h.Inseparables desde su llegada, el copiloto habitual de Iván Cavaleiro no es un cualquiera. Helder Costa (Luanda, Angola, 1994) ha destacado en el filial del Benfica como una de los jugadores con más proyección de la cantera de las águilas. Pero hasta él se sorprendió con la llamada del Dépor, que suponía dar el salto de la segunda lusa a la primera española
-En las redes sociales dejó clara su emoción después de debutar con el Dépor. ¿Cómo se vio?
-Fue un orgullo enorme. Vengo de jugar en la segunda división portuguesa, y estrenarme en una de las mejores ligas del mundo, con el estadio casi lleno... Estaba un poco nervioso, así que le tengo que agradecer a mis compañeros que me echaran una mano. Y también al público su apoyo cuando salté al campo.
-¿Cómo acabó en Riazor?
-Bueno, yo hablaba a menudo con Iván y él me decía que estaba muy contento en A Coruña y que ojalá apareciera una oportunidad para que yo también viniese aquí. Que si llegaba no me lo pensara dos veces. De repente me llama mi agente y me dice que si quiero venir... Enseguida le dije que sí. Además, mi entrenador jugó aquí y me confirmó que venía al mejor sitio para continuar con mi progresión.
-Habla de otro Helder (Cristovao) ¿Qué le dijo?
-Ayudó muchísimo. Me dijo que este equipo era el ideal para continuar mi progresión. Que ofrecía unas grandes posibilidades. Y no mentía. Estoy feliz. Me ha sorprendido la dimensión del club. Por ejemplo, el campo de entrenamiento. No tiene mucho que envidiarle al del Benfica. Y el estadio es magnífico, con ese ambiente tan espectacular.
-Aquí su inseparable Iván es uno de los ídolos de la grada.
-Iván se lo merece todo. Tiene un talento enorme y es muy trabajador. Ojalá pudiera dar yo el mismo rendimiento que él y además ayudarle a alcanzar sus objetivos. Pasamos todo el día juntos. Vivimos pared con pared y echamos muchas horas con la Play. Ahí le gano yo, con mucha diferencia. También vamos a jugar a los bolos. Siempre estamos con algo en la cabeza para que los días no sean aburridos.
-Quiere ayudar al Dépor, pero siempre ha dicho que su sueño es triunfar en el Benfica.
-Es el club de mi corazón. He pasado allí doce años, aprendiendo mucho. Ahora me toca dar el máximo aquí, continuar progresando y poder asentarme en el primer equipo del Benfica. Ese es mi sueño. Pero esto, el Dépor, también es parte de ese sueño.
-Debutó en Riazor a las dos semanas de llegar, y ahora toca el Bernabéu.
-Ufff... Vamos al estadio más impresionante del mundo. Otro sueño cumplido en mi corta carrera. Además, el equipo está en el mejor momento, aunque sabemos que va a ser muy complicado.
-Por su posición en el campo, ha mencionado que su referente es Robben, pero como portugués, supongo que medirse a Cristiano también tendrá su atractivo.
-A los doce años veía a Cristiano y me parecía que era de otro planeta. Y aquí voy, a los 21, a jugar contra el mejor del mundo. Quién no va a querer algo así.
-Contra el Eibar cambió mucho de banda ¿Dónde prefiere jugar?
- Mi principal característica es la velocidad y en la banda es donde mejor puedo aprovecharla. Puedo jugar en las dos, pero me gusta más la derecha porque allí tengo más opciones. Puedo salir hacia fuera, pero también buscar el disparo yendo hacia dentro.
-¿Y dónde lo quiere el míster? ¿Qué le ha dicho?
-El míster lo que me ha dado es mucha confianza. Me ha pedido que ayude y que sea paciente, que aproveche mi oportunidad cuando me llegue.
-Viene directo de la segunda división portuguesa. ¿Qué le ha parecido el salto?
-No tiene nada que ver. Aquí la bola va rapidísima de un lado a otro e incluso en los equipos más pequeños hay muchos jugadores con calidad. Además, todos quieren tener la pelota. Es difícil encontrar equipos que solo salgan a encerrarse, incluso contra los grandes. Va a ser un reto adaptarme cuanto antes.
«Mi abuela ha cuidado de que no me despistara en el camino»
Su amigo Cavaleiro reconoce que le cuesta soltarse ante los medios. Nada que ver con Helder Costa, que enseguida se suelta y habla de su pasado y de su nueva vida en A Coruña.
-¿Qué le llevó al Benfica?
-De pequeño, yo quería ser abogado, pero donde yo vivía, en Sintra, todo el mundo jugaba al fútbol en la calle, así que un día llegué a casa y le dije a mi abuela que yo también quería jugar. Ella me contestó que para eso me iba a tener que buscar un equipo, así que fui con mi hermano a probar en el Montelavarense. En el primer partido que tuvimos nos tocó contra el Benfica, me vio un ojeador y le dijo a mis abuelos que me llevaran a unos entrenamientos en sus escuelas. Y allí me quedé. Hasta entonces no había jugado al fútbol, pero resultó que tenía talento.
-Tiene solo 21 años, pertenece al equipo más grande de su país y juega en la liga más potente del mundo. ¿Eso no se sube a la cabeza?
-Eso podría ser un riesgo, sí. En esta profesión hay que tener la cabeza en su sitio y estar bien rodeado. En mi caso he tenido suerte, la gente de mi alrededor se ha preocupado mucho por mí. Mi abuela ha estado siempre muy encima, cuidando de que no me despistara en el camino. Y mi abuelo. Los dos han sido fundamentales. Han estado siempre apoyando mi sueño de jugar al fútbol. Eso sí, me prohibieron dejar los estudios. Antes de nada estaba la escuela.
-Aquí a falta de familia se ha encontrado a medio Benfica. Se habla portugués en el vestuario.
-Esto es increíble. Aquí estoy en casa (ríe). Es cierto que está todo el Benfica; gente cedida y otros que pasaron por allí. Y además, en el B (el Fabril) tengo a Cardoso, con el que también había coincidido antes. Así es mucho más fácil, no te puede atacar la saudade. Tener tantos portugueses cerca me hizo más fácil integrarme. Ahora el resto lo tengo que hacer yo. Me toca crecer como jugador y como hombre, aprendiendo de los veteranos. Y claro, ayudar al equipo.