





























Los de Víctor Sánchez impusieron en Vallecas su pulido trabajo en bloque
15 sep 2015 . Actualizado a las 16:16 h.Sin arrojar apenas sombras hombre por hombre, la verdadera exhibición del Dépor llegó en lo colectivo. Los coruñeses impartieron ayer una lección coral en su campo fetiche.
Un once reconocible
Los mismos de Valencia. A Víctor Sánchez se le acabó quedando larga la plantilla. Pidió 21 o 22 y ha empezado el curso demostrando que habrían sido suficientes. Ayer calcó el once con el que envidó al Valencia y lo hizo con mejor resultado que en Mestalla. Sus jugadores han interiorizado ese trabajo en bloque con el que el técnico les machaca en Abegondo: atacan y defienden solidariamente, abarcando todo el campo.
Presión organizada
Dificultades para el Rayo. El rival era idóneo para poner en práctica ese despliegue pulido en un ejercicio perenne, día tras día: el míster orienta el ataque y el grupo bascula sin dejar resquicios. No los encontraron Llorente y Amaya, forzados varias veces a sacarse el balón de encima pese a las ayudas constantes de Trashorras en la cueva. Los vallecanos tocaron mucho pero casi siempre en zonas de escaso riesgo y solo con el fin de evitar la presencia cercana de un futbolista blanquiazul. Ganaron los de casa en posesión (63%), pero fueron los visitantes quienes arrasaron en bolas robadas (26 a 7), y pases interceptados (23 a 14). Lucas y Fayçal se vaciaron como primera línea de presión, eligiendo siempre el mejor momento para salir en carrera, y con una escolta de lujo.
El papel de Borges
Protagonista en cada suerte. Como ocurriera en su primer partido con el Dépor, Borges lo bordó en Vallecas. Anotó un gol menos, pero apareció mucho más. En el repliegue y en tareas creativas volvió a entenderse a la perfección con Mosquera, repartiéndose la medular (el tico más escorado hacia la derecha). Además, dominó el juego aéreo y ganó en importancia ofensiva respecto a anteriores partidos. Con su socio coruñés guardándole la espalda, supo aprovechar los espacios generados por la movilidad del frente de ataque.
Movimiento constante
La zaga local, sin referencias. El verde se multiplica con Lucas en punta. Las carreras al hueco del 7 dejan mucho césped libre para que aparezcan jugadores como Fayçal o Luis Alberto. Entre los tres privaron de referencias a los centrales del Rayo, obligados a perder la posición con frecuencia y superados por la verticalidad de las transiciones visitantes. Si hasta ahora había sido Mosquera el deportivista más participativo, ayer ese papel le correspondió a Fayçal, desequilibrante entre líneas. La coyuntura también benefició a Juanfran, al que le sigue faltando tensión en los centros.
Seguridad atrás
Sidnei, sin contemplaciones. También estuvo fino el conjunto coruñés en tareas defensivas. Especialmente a través de un Sidnei que anticipó siempre al adversario y no se complicó con la pelota en los pies. El brasileño mezcla bien con Arribas, sustituido por Lopo en el último tramo del duelo, para evitar una segunda amarilla. El único lunar estuvo en la facilidad encontrada por Quini para irrumpir en carrera frente a un Navarro que echó de menos ayudas por parte de Luis Alberto. Las incursiones del lateral generaron las acciones de mayor peligro para los de Jémez.