O Bruxo de Arteixo recuerda toda una vida como blanquiazul antes de volver a pisar Riazor
12 may 2016 . Actualizado a las 21:29 h.Con el fútbol empezó todo y acabará todo. Ha sido su vida. Su día a día. Su pasión. Y dentro de ese sentimiento hacia el deporte del balón, el Deportivo ha sido, es y será su gran pecado capital. El amor de su vida que ha compartido con su familia. El motivo de levantarse cada mañana. Arsenio Iglesias Pardo -«que non pardillo», acostumbra a bromear- (Arteixo, 1930) es historia viva del club coruñés. Un hombre que vistió la camiseta como futbolista en momentos muy difíciles y que como entrenador fue el responsable del nacimiento del Superdépor. O Bruxo de Arteixo, que a sus 85 años recibirá el próximo sábado el homenaje tardío del Deportivo. Será en el descanso del partido contra el Real Madrid cuando el club le haga entrega de la insignia de oro y diamantes. Volverá a Riazor para emocionarse y revivir tantas y tantas tardes de emociones y soledad. Mucha soledad. «Te enfundas en el equipo, claro, pero a veces te sientes muy solo», sentencia.
-¿Cómo cree que va a vivir ese momento de saltar al campo?
-Me da un poco de vergüenza salir en ese momento, pendiente de mucha gente. Yo estaba muy tranquilo ahora. Tenía los pasos muy contados cada día y, pues, esto me va a mover un poco. Tengo que estar orgulloso y contento de que se hayan acordado de mí después de tanto tiempo. La gente es muy cariñosa conmigo. Normalmente, así es. Es una cosa que constato yo constantemente y, por lo tanto, tengo que estar muy agradecido al deportivismo.
-Después de todo lo que usted ha vivido, que llegue este momento viendo al equipo tan recuperado, añadirá emoción.
-Sí, sí. Creo que el Deportivo tuvo mucha suerte de encontrar un presidente como el que tiene ahora porque es un hombre muy equilibrado. Una directiva consecuente con la situación. Y está llevando al Deportivo a un muy buen término. Ha hecho una primera vuelta extraordinaria, aunque en la segunda ha decaído un poco, pero así es el fútbol.
-¿Qué ha sido el Deportivo en su vida?
-Todo. El inicio de todo lo que acontece ahora mismo. Di los primeros pasos en el Deportivo y eso me permitió hacer esta vida tan larga en el fútbol, pasando por Alicante, Burgos, Zaragoza... El Deportivo me ha dado muchas cosas a cambio de nada.
-¿Se queda con la etapa como futbolista o como entrenador?
-Como entrenador, hombre. La de jugador queda muy lejana, aunque era más feliz. Dependía de mí mismo. De mi actuación. De cómo me sintiera. Como entrenador dependes de mucha gente. Entonces, es más complicado.
-¿En el campo ha cambiado tanto el fútbol como en los despachos?
-Sí. Por ejemplo, el Barça jugaba muy bien al fútbol. A veces es una delicia verlo. Pero cuando juega mal, te pone malo porque el Madrid es otra cosa. Es más profundo. El Barcelona lleva mucho la pelota y te da mucho tiempo a replegarte. Entonces se encuentra con uno ahí delante. Yo entendía que cuanto más desprevenido encuentres al contrario mejor. Por eso, dar muchas patadas sin determinación en el medio del campo no conduce a nada. Sobre esto hay muchas teorías, pero cada uno tiene la suya. Lo mejor es llegar lo antes posible, pienso yo. Ojalá pudiera llegar en el tiempo preciso, pero eso no es fácil.
-¿Qué le parece el actual Dépor?
-Un equipo muy ordenado. Por eso creo que consiguió muy buenos resultados fuera. En casa, a veces depende mucho del despliegue interpretativo de los delanteros y ahí se ve que hay más dificultad y eso que hay un delantero muy bueno que es Lucas.
-¿Cómo lo ve?
-Es muy bueno. Muy rápido. Con una buena técnica. Muy ligero...
-¿Podría jugar en el Superdépor?
-Sí que podría. No sé quién iba a quitar porque estaba Claudio que era también un nivel importante, pero bueno.
«Dicen que pedí perdón a Ramallets por meterle un gol. Son aldeano, pero non tonto»
Tras haber militado en el Fabril, Arsenio debutó en Primera División con el Dépor un 28 de octubre de 1951. Fue en el mítico campo de Les Corts frente al Barcelona. El resultado fue de 6-1. Los años han pasado y le memoria del de Arteixo no es la misma. Poco recuerda de aquel encuentro, salvo que la anécdota que durante años se contó de que pidió perdón a Ramallets tras batirlo no fue así.
«Dicen que pedí perdón a Ramallets por meterle un gol. Son aldeano, pero non tonto. Es lo que les digo siempre que alguien me pregunta», subraya un pletórico Arsenio.
-Disputó 251 partidos en Primera como futbolista y marcó 50 goles. Como entrenador dirigió desde el banquillo 408, sumando varios ascensos y una Copa del Rey. ¿Cree que su carrera ha sido reconocida en su justa medida?
-Creo que sí. Estoy muy contento de cómo salieron las cosas
y ahora trato de vivir en mi vida, muy recogida. Muy pendiente de mis nietos. De mi familia. Y nada más. Soy medianamente feliz. O feliz dentro de la felicidad que se pueda tener en este mundo, que siempre hay cosas.
-Si alguien ha reconocido sus éxitos esa ha sido la afición. ¿Qué puede decir de la hinchada blanquiazul?
-Es sensacional. Ahora está ayudando mucho al equipo. Lo que pasa es que cuando el equipo no gana, no juega bien, pues protesta, claro. Porque está acostumbrada a ver fútbol de categoría. La gente protesta cuando no le das espectáculo. Y aquí están acostumbrados a ver a Luis Suárez, Amancio, Chacho. Fran, Bebeto, Mauro... Hay que entenderlo porque es parte del fútbol. Sino tienes que retirarte a la semana. Tiene que haber oposición y hay que entenderlo.
-Si el sábado tiene oportunidad de hablar, ¿qué le dirá?
-Que estoy muy avergonzado y que preferiría no estar allí en ese momento pero la vida es así.
«Fran, Mauriño y Bebeto fueron los mejores jugadores que entrené»
Entre aquellos con los que jugó y a los que entrenó, Arsenio cuenta los futbolistas por cientos. Pero solo unos pocos le dejaron huella balompédica. Para el de Arteixo, no hay duda de que «el mejor ha sido Luisiño (Luis Suárez), luego Amancio» y si centra su elección entre los que él dirigió tres brillan con luz propia: «Fran, Mauriño y Bebeto», enfatiza.
-¿Cuáles son para usted los mejores futbolistas de la historia del Deportivo?
-Si nos remontamos, el mejor ha sido Luisiño (Luis Suárez), luego Amancio. No quería olvidarme de Acuña, un portero extraordinario, Chacho, Lechuga, Rábade, Veloso... Muchos jugadores buenos, Jaime Blanco... De los que entrené, quizá Fran. Luego vino Bebeto, Mauro.... Mauriño y Bebeto fueron importantes. Fran, Mauriño y Bebeto son los mejores jugadores que entrené.
-Habla de Fran, un futbolista de la casa que tampoco ha tenido un reconocimiento hasta ahora. ¿Cree que lo merece?
-Sí... No nos dieron ni tiempo para despedirnos. Me acuerdo del día que salí con la maleta, que me acompañaba mi amigo Navallas. Fuimos para el coche. Veníamos de ganar la Copa. Y ahora tendré la ocasión de poderle dar las gracias a todo el mundo y decir: «Hasta siempre»
-¿Cómo era Fran?
-Un todoterreno que trabajaba muy bien esa zona. Defendía bien porque tenía buenas condiciones físicas, aunque no lo aparentara. Era corredor. Trabajador. Y con una técnica extraordinaria. Ponía el balón donde nadie imaginaba. Podía haber jugado en un grande.
-¿A la altura de dos campeones del Mundo como Mauro y Bebeto?
-No sé. Yo a Mauro lo distingo mucho. Era un jugador muy completo. No importaba que lloviese, calentase el sol... Siempre tenía un buen porcentaje. Él podía haber jugado en cualquier equipo del mundo. A veces, los jugadores tienen un nivel de casa y otro de fuera. También dependen de la temperatura, del día. Recuerdo en Alemania. Nevaba. Bebeto andaba mal del cuello. El Gitano andaba detrás para moverle el cuello y él decía: «Fillo da puta, quéresme matar» (se ríe).
-¿Cómo era Bebeto?
-Un tipo modesto, extraordinario. Nunca protestaba. Nunca decía nada. No se distinguía por otra cosa que no fuera por su juego.
-Siempre ha tenido el cariño de sus futbolistas.
-Creo que sí y es de agradecer. Yo a veces veo a mi amigo Ballesta, que me ayudó tanto. Es discreto. Un hombre que vive apasionadamente el fútbol. Le estoy muy agradecido a Ballestiña porque ha estado a mi lado siempre, muy fiel. Y seguimos viéndonos de vez en cuando. Poco, porque él está ocupado y viaja mucho, me parece. Y también con otros muchos.
-Hablemos de partidos determinados y sus recuerdos. Empecemos por el ascenso.
-¿Qué voy a decir? Todo el mundo habla de último ascenso, pero yo ya había tenido otro años atrás. Son momentos muy felices.
-La promoción con el Betis.
-Lo pasamos muy mal hombre. Lo pasamos muy mal porque a veces te sientes muy solo. Te enfundas en el equipo, claro.
-La Copa del Rey.
-Fue una gran alegría, claro. Es que yo me marchaba ya. Por la mañana íbamos a entrenar al campo del Atlético de Madrid y se acercaron Rekarte y Bebeto para decirme que íbamos a ganar. «Vamos a gañar, profesor», me decía Bebetiño. Y Rekarte igual. Estaban convencidos de que así era. El único que dudaba era yo.
-El penalti de Djukic.
-Me emocioné viendo la gente y el desastre que habíamos hecho con el penalti....
-Su último partido europeo, la eliminatoria contra el Borussia.
-Fue una pena. Un error nuestro. Tiramos un córner y en el contraataque nos jorobaron porque el fútbol alemán es muy profundo, veloz, rápido... Y nos pillaron, que no nos tenían que haber pillado. Pero así fue. Posiblemente si hubiéramos pasado podríamos haber llegado más lejos, porque el equipo estaba muy concienciado.
-¿Aquel Deportivo era orden y talento?
-Sí. Llevábamos mucho tiempo trabajando. El equipo tenía orden porque la prueba de eso es que el equipo trabajaba muy bien junto y nos podíamos medir con los más grandes, que tenían mucha calidad. Teníamos muchos recursos.