Bebeto: «A Coruña es mi casa y el Dépor mi familia»

TORRE DE MARATHÓN

CESAR QUIAN

Veinte años después de su despedida, el astro brasileño sigue presumiendo de sentimiento blanquiazul y de cariño hacia una ciudad que se lo dio todo en la vida

09 dic 2016 . Actualizado a las 15:54 h.

Con la misma pasión con que marcó centenares de goles durante su etapa futbolística, José Roberto Gama de Oliveira, Bebeto, ejerce ahora de político en Brasil. Está comprometido con las causas de los más pobres. Se rebela contra la corrupción. Y busca el bien de la juventud, encaminándola hacia el deporte. Vive por y para la política y su familia, pero consigue sacar tiempo para seguir por Internet la actualidad de su Dépor y siempre que puede se sienta delante del televisor para ejercer de torçedor blanquiazul.

-Ya han pasado 24 años desde que aterrizó en A Coruña por primera vez y 20 desde que se fue.

Nos hacemos mayores (se ríe). Mira, ya tengo el pelo blanco (más risas). Pero nunca me he ido del todo, porque sigo teniendo muchas cosas en A Coruña. Principalmente, mi corazón. Esa ciudad y ese club me marcaron y siempre los llevo muy dentro. El tiempo pasa, es cierto, pero el cariño se mantiene. A Coruña es mi casa y el Dépor mi familia.

-¿Cómo recuerda aquel Dépor al que llegó?

-Era un club muy pequeño pero a la vez muy grande. Yo estaba acostumbrado a otro nivel superior, al Flamengo, al Vasco, a la selección... Y, claro, llegué al Dépor y fue un choque. Pero pronto me enamoré de la ciudad y el cariño de la gente me hizo querer mucho el club.

-Había tanta humildad en el club como en sus palabras.

-Sí. Y eso tenía su encanto. Aunque era complicado. Teníamos que coger un autobús para ir a entrenarnos, cada día a un campo y luego volvíamos sudados y a la ducha... Eso ahora es impensable. Parece que hablamos de hace tantísimos años y realmente no hace tanto.

-Además, llegaba a un club que se había salvado en una promoción y nadie imaginaba que pudiera luchar por estar arriba.

-Pero nosotros sí sabíamos que podíamos hacer cosas. Pero había que tener humildad e ir paso a paso. Empezamos a ganar partidos y la gente hablaba de ganar la Liga. Yo siempre dije que había que trabajar, con mucha humildad. Que ahí estaría el secreto. Pero hay que reconocer que teníamos un buen equipo. No éramos el Real Madrid ni el Barcelona. Pero detrás teníamos una gran afición. Esos Riazor Blues que nos hacían jugar siempre con uno más en Riazor.

-Han pasado muchos años y la información que había antes no es la de ahora. ¿Qué conocía del Dépor?

-Nada (se ríe). Sabía que iba Mauro, que era un gran futbolista. Y nada más. Pero cuando llegué y conocí a la plantilla ya vi que había futbolistas allí muy trabajadores y con una calidad enorme. Fran, Claudio, Aldana, Djukic... Podría seguir nombrando, pero es solo un ejemplo.

-¿En qué momento se da cuenta de que pueden pelear por estar arriba?

-Nunca nos marcábamos metas más allá de trabajar cada semana. Pero aquel día que llegó el Real Madrid y le remontamos, y después le ganamos al Barcelona... Creo que en aquel momento todos los deportivistas dimos un paso al frente y nos dimos cuenta de que íbamos a dar guerra.

-¿Cómo recuerda aquella remontada al Madrid?

-Nos iban ganando 0-2, pero creo que no estábamos jugando tan mal. Era injusto. Y Dios quiso que marcara antes del descanso. Riazor estaba lleno. Había un gran ambiente y no dejó de animar ni un momento. Y en la segunda parte salimos a por todas. Queríamos ganar el partido. Creíamos en nosotros y la gente hizo el resto. Cuando Rocha marcó en propia puerta el tercero, aquello fue indescriptible.

XOSE CASTRO

-Pasemos de un momento feliz a uno duro. ¿Por qué no tiró el penalti contra el Valencia? Podía haber hecho historia.

-Porque yo no era el encargado de tirarlos. Esa temporada ya había fallado penaltis. Y no estaba con confianza. Durante la semana habían entrenado Donato y luego Djukic. Donato era el encargado. Luego Djukic. El árbitro pitó y no había motivo alguno para cambiar aquello.

-Perdió una gran oportunidad de hacerse aún más grande en para el deportivismo.

-Pero no era mi objetivo. Yo solo quería ganar aquella Liga, como el resto. Entonces, si Djukic era el encargado y estaba preparado, no iba a llegar yo, ser egoísta y cogerle el balón. Si hubiera marcado, nadie habría dicho que Bebeto se escondió.

«Lo di todo para volver, pero no pudo ser»

Tras ser pichichi y situar al Dépor en el mapa, Bebeto abandonó A Coruña en 1996. La morriña se impuso, pero el arrepentimiento llegó pronto. Y quiso volver. Tras el rivaldazo, Lendoiro volvió a llamarlo. La presión popular era tal que ambos limaron asperezas y negociaron el regreso. Bebeto incluso llegó a viajar a A Coruña, pero no fichó.

-¿Por qué no volvió?

-Eso es pasado y ahora de poco vale removerlo. Se dijeron muchas cosas, pero no todas eran ciertas. La única verdad es que yo lo di todo para volver, pero no pudo ser.

-Se le acusó de pedir más dinero tras ser recibido por miles de personas en Alvedro.

-Esa es una de las mentiras que se contaron. La hinchada me quería y, aunque faltaban cosas por negociar, Lendoiro me dijo que viajara, que arreglaríamos todo en A Coruña. Incluso dio una rueda de prensa cuando no estaba firmado el contrato. Al final, el contrato no reflejaba lo que habíamos hablado. Quedé muy dolido. Porque yo quería volver al Deportivo. Pero no pudo ser.

-Pero su relación ahora es buena.

-Sí, porque yo no soy rencoroso. Él me fichó y siempre le estaré agradecido por eso. Pero no me gustó lo que pasó. Años después nos vimos, hablamos y ya está. Para mí, siempre queda por encima lo bueno que lo malo. Admito que aquello me dolió mucho, pero de nada vale guardar rencor.

-Cuando habla del Deportivo, además de la afición, siempre cita a Arsenio. ¿Quién fue el técnico para usted?

-Seguro, hombre, seguro. Arsenio para mí fue como un padre. Si no fuera por Arsenio, seguro que aquel equipo tampoco hubiera logrado lo que logró. Es otra de las personas que yo siempre tendré en mi corazón.

-Su imagen abrazados tras conquistar la Copa es ya historia del Dépor.

-Aquella Copa fue muy importante. El año anterior habíamos perdido la Liga y yo me quedé muy triste. Quería ganar algo con el Deportivo, porque lo merecíamos. Y cuando acabó el partido, fui a junto de Arsenio, porque él era muy importante para el Deportivo y para mí.

-La relación con Toshack no fue tan buena.

-Yo creo que no me entendía. Pero, como le decía antes, hay que quedarse con lo bueno de todas las personas. No me gusta recodar los malos momentos. Recuerdo que antes de irnos de vacaciones de Navidad, pedí permiso para quedarme unos días más. Jugábamos contra el Madrid y me dijo que me daba un día más por cada gol. Marqué tres (carcajada).

«Antes hacía feliz a la gente con el fútbol, ahora lo intento desde la política»

Bebeto es uno de esos deportistas a los que la política llamó un día para hacerse más visible. Sin embargo, a diferencia de otros, no se conformó con ofrecer su imagen. Comenzó a trabajar duro y ahora es uno de los dirigentes más prestigiosos de Brasil. Desde su púlpito se rebela contra la corrupción y a favor de los más necesitados.

-Hace años parecía difícil imaginárselo de político, porque poco tiene que ver con su mundo, el fútbol.

-No tiene que ver, pero yo casi sigo haciendo algo parecido. Antes hacía feliz a la gente con goles, ahora lo intento desde la política. El país está muy mal. Hay gente muy desfavorecida. Mucha corrupción. Esto está muy complicado. Es un desastre. Y tenemos que combatir contra eso.

CESAR QUIAN

-La verdad es que su oratoria es de todo un profesional de la política. Qué lejos queda aquello del «hay que trabajar con humildad y buscar dos puntos importantes».

-(Se ríe). No queda tan lejos. Sigo trabajando con mucha humildad y en cada tema que me planteo busco la victoria. Pero aquí es muy difícil. No sé la imagen que hay por ahí, pero este país está muy mal en el sentido de la cantidad de dinero de la que se han apropiado unos pocos en perjuicio de una gran mayoría de pobres. Yo trabajo para dar educación a esa gente desfavorecida. Lucho por ellos, porque todos tenemos derecho a tener algo que comer y una educación. Es lo que Dios quiere.

-No es el único en la familia que lucha por los más desfavorecidos. Su hija es otro ejemplo.

-Es un sol. Va cada día a cuidar a niños, a personas mayores... Lucha también por darles mejores condiciones. Ella trabaja mucho. Siempre ha trabajado. En diferentes cosas, pero ahora está volcada con la ayuda humanitaria.

-Y qué decir de Mattheus, futbolista como el padre.

-Tiene mucha clase. Ahora está en Estoril trabajando duro para triunfar. A ese es al que tenía que fichar el Deportivo. Es una pena. A mí me gustaría. Sería el momento en el que el Deportivo volvería a ganar títulos. Seguro. Este año lo estuvo siguiendo el Celta. Su representante me dijo que había hablado con gente del Celta. Pero yo prefiero que juegue en el Deportivo. Claro, hombre, cómo va a ir al Celta (se ríe). Pero si al final ellos lo quieren y el Dépor no, pues él tiene que mirar su futuro. Pero, de momento, está contento en el Estoril, con Fabiano.

-¿Cómo ve al Deportivo?

-Me tiene muy triste, porque no consigue arrancar. Yo veo los partidos siempre que puedo y me quedo triste. Porque el Deportivo tiene que volver a ir para arriba. No sé qué le pasa. Tiene algunos jugadores buenos. Me gusta mucho Sidnei, que es un gran defensa. Pero es una pena que esté ahí. Yo lo sentí mucho cuando descendió. Ahora parece que está intentando asentarse en Primera. Ojalá lo logre y vuelva a lo más alto. Toda mi familia torçemos desde Brasil por el Deportivo.

-Tiene amigos en A Coruña y vive enamorado de la ciudad. Pero sus visitas han sido escasas. ¿Por qué?

-Trabajo mucho. Pero seguro que estoy mirando para estar pronto en A Coruña de nuevo. Denise tiene muchas ganas de volver y yo también. Pero no es fácil. La política, luego tengo actos de la FIFA, porque soy embajador... Es complicado. Pero sigo de cerca todo lo que ahí pasa. Tengo muy buenos amigos. Gente de la que siento morriña y que tengo ganas de abrazar.

-En su momento, Tino Fernández, presidente del Deportivo, dijo que le gustaría contar con futbolistas como Bebeto que ejercieran de embajadores del Deportivo por el mundo. ¿Cómo ve la idea?

-Claro que sí. Todo el mundo sabe que yo llevo al Deportivo en mi corazón y siempre que pueda ayudarlo lo haré. Aunque no sea nada oficial yo ya soy embajador del club porque lo represento allá donde voy. Siempre estará en mi corazón y hablo a todo el mundo de ese gran club, de esa afición, de esa ciudad. ¿Cómo no voy a colaborar yo cuando me lo pidan y con lo que me pidan?

-¿Sabe que ha salido elegido como uno de los futbolistas más importantes de la historia del club?

-Es una felicidad. El Deportivo también está dentro de mí. Es un orgullo que la gente me quiera tanto. En A Coruña pasé algunos de los mejores momentos de mi vida. Nunca me olvido.

«Fran tendría sitio en la Brasil tetracampeona»

Donato y Mauro fueron sus grandes amigos. Claudio, el hombre que más duro trabajaba para regalarle goles. Fran, ese futbolista diferente que le ponía los centros medidos... Muchos fueron los futbolistas con los que compartió vestuario en A Coruña a los que Bebeto situaría en un lugar de preferencia.

Pero el que más le sorprendió cuando lo vio en Riazor fue Fran. Nunca entendió que no fuera más veces internacional, porque cree que tenía condiciones de futbolista brasileño: «Fran tendría sitio en la tetracampeona. Seguro. Si hubiera nacido en Brasil sería, como Mauro y yo, campeón del mundo. Es otra de las personas que yo siempre guardo en mi corazón. Siento mucho cariño y aprecio por él. Ayudó a hacer grande ese Deportivo que todos queremos».

«El de Mino fue bonito, pero este más difícil»

De córner, de cabeza, con la derecha, con la izquierda, en semifallo... Durante su estancia en el Deportivo Bebeto marcó goles de gran belleza. Tantos, que resulta complicado establecer uno como el mejor. Pero él lo tiene claro, se queda con la semichilena con la que batió al Albacete el 1 de octubre de 1995. Fue el primero de los cinco goles con los que castigó al conjunto manchego aquella tarde en Riazor. «Es cierto que la gente se queda con el gol que le marqué al Espanyol cuando tenía delante a Mino. Fue bonito, pero este más difícil. Al menos, para mí. También me recuerdan a veces alguno de córner... Tuve suerte de marcar muchos e importantes», comenta el delantero bahiano.

Aquel partido contra el Albacete tuvo una intrahistoria en el vestuario blanquiazul cuando Toshack abroncó a Bebeto y este estuvo a punto de abandonar el vestuario. «Íbamos 1-0 y tuve una ocasión clara para marcar el segundo antes del descanso. Pero me pegó el sol en la cara y fallé. Él se enfadó mucho y me dijo que era el primer brasileño al que veía que le molestaba el sol. Me molestó mucho», recuerda Bebeto. Lo que no calla por respeto el brasileño es que la bronca fue tal que llegó a quitarse la camiseta y decirle. «Pues sal y juega tú». Mauro y Fran calmaron la situación y tras el descanso marcó 4 más.