En el alambre después de ocho meses en el puesto

Paulo Alonso Lois
Paulo Alonso Lois EL TERCER TIEMPO

TORRE DE MARATHÓN

20 feb 2017 . Actualizado a las 10:29 h.

El Deportivo de Gaizka Garitano nació formalmente el 7 de julio del 2016. Ese día empezó a impartir su credo con el arranque de la pretemporada. Cien días se le conceden por tradición a los presidentes de Estados Unidos desde el primer mandato de Roosevelt en 1933, todavía en plena resaca del crac del 29. El entrenador vasco lleva ya casi ocho meses en el cargo. Y aunque en diciembre alumbró una mejoría que pareció sentirse también en enero, el equipo se le ha vuelto a venir abajo. Tanto que vive su segunda jornada seguida a tiro del descenso, un castigo -con 19 puntos en 22 partidos- que en realidad solo ha ido evitando la suerte de que hay otros cuatro equipos empeñados en complicarse la vida.

Cuando la oportunidad lo permite, Garitano aprovecha para deslizar la presión a la que le somete el puesto en un equipo como el Deportivo. Entiende que la exigencia en A Coruña es mayor de lo que indican los números del presupuesto. Es parte del significado de entrenar a uno de los nueve campeones de Liga. Pero en realidad ni la cariñosa afición de Riazor se entrega a la mínima oportunidad a activar la silla eléctrica, ni el entorno del equipo, que tiende con frecuencia a una elegancia versallesca, está dominado por chiringuitos ni exabruptos.

Al contrario, el Deportivo de Garitano lleva más media Liga en el alambre, sufrió una dolorosa derrota en el derbi y entre Liga y Copa encadena ya ocho partidos sin ganar sin que hasta el sábado surgiese una espontánea manifestación de hartazgo en las gradas de Riazor.

De hecho, hasta la fecha a Garitano no se la ha exigido más de lo que dicen los números de su límite salarial, como el quinto club con menos recursos para fichar futbolistas. Si el consejo de administración solo le hubiese consentido un rendimiento mayor, ya no ocuparía el banquillo de Riazor después de seis meses de equilibrismos sobre el alambre de la zona de descenso.

Más allá de los números, cuesta encontrar quien no considere la plantilla que confeccionó la dirección deportiva más valiosa de lo que dice el límite salarial. Aciertos como los de Çolak, Guilherme, Babel, Joselu, Andone y el que se intuye de Kakuta podrían permitir al equipo moverse por encima del corsé de los números. Pero los ratos de buen fútbol, como indica el partido contra el Alavés, metáfora del resto de temporada, no impiden que, consumidos ya seis meses, el Deportivo se juegue la vida en las próximas semanas. Con un calendario con fútbol cada tres días que puede sofocar el incendio que se inició el sábado en Riazor o enviar pronto al equipo a las catacumbas de los puestos de descenso directo. Por eso se hacen imprescindibles una reacción y soluciones que vayan más allá de las lamentaciones.