El efecto Mel y los caprichos del fútbol

M. Piñeiro LA VOZ / REDACCIÓN

TORRE DE MARATHÓN

CESAR QUIAN

Sin tiempo para imponer sus ideas futbolísticas, el nuevo entrenador ha sacado 4 de 6 puntos en los típicos partidos que se le venían escapando al Dépor

06 mar 2017 . Actualizado a las 21:24 h.

El fútbol está sometido, como casi todos los juegos, al enrevesado juego de los «¿Y si...?». El aficionado invierte horas de conversación y lectura sobre ejercicios imposibles para variar el rumbo de su equipo cuando vienen mal dadas, o buscar la perfección en momentos de bonanza. Y ahora mismo, es inevitable en el Deportivo pensar en un gran condicional interrogante de fútbol ficción después de los cuatro puntos de seis posibles que ha sumado Pepe Mel desde su llegada al banquillo blanquiazul: ¿Y si hubiera estado Gaizka Garitano en los partidos contra Atlético y Betis?

El propio Mel ha reconocido no sólo el trabajo de su antecesor como base para lo hecho hasta ahora, sino también que su escasa semana y media en A Coruña no ha servido para imponer grandes ideas futbolísticas. El trabajo de Mel ha sido, principalmente, anímico: pocos ejemplos más fácilmente identificables que el de Pedro Mosquera, un jugador alejado de su mejor nivel, no sólo resucitado en los dos últimos partidos con el balón en los pies, sino además altamente resistente a la tunda física que lleva la plantilla (el coruñés ha disputado 180 minutos sin queja ni molestia). «Tengo la confianza que antes no tenía», resumió el goleador herculino en El Molinón.

El Deportivo ha entrado en esa zona de la temporada en el que ni las sensaciones ni las formas entran en valoración. Importan, por encima de otros matices, los puntos para acabar el sufrimiento cuanto antes, y desde ese punto de vista, la era Pepe Mel empieza con las mejores noticias posibles. Clasificación aparte, la segunda mejor noticia es que el plantel parece creerse lo que le transmite. La fe y la intensidad física que le ha puesto el equipo a sus dos últimos envites, con un peaje importante en el parte médico pospartido, hablan a las claras de la reacción interna en el vestuario blanquiazul. 

Alberto Morante | Efe

Así, Mel ha hecho pocos cambios en el equipo. Es difícil saber de puertas a fuera si la apuesta por Mosquera responde a esa conversación de vestuario («Lo primero que hice al llegar fue llamar a Mosquera a mi despacho y hablar con él») o a la baja de Guilherme. Sí que se puede atribuir a Mel la apuesta por Arribas en el centro de la defensa, que parece será ya inmutable salvo sanción, y el recurso de Fayçal Fajr como tercer centrocampista con recorrido para la presión y calidad para el pase y la estrategia. Más allá, la disposición del Dépor, sus alineaciones y hasta las sustituciones realizadas por Mel podrían llevar la rúbrica de Garitano.

A pesar de que ante los madrileños se mostraron más argumentos futbolísticos en en El Molinón, los partidos ante el Atlético y el Sporting los han visto los aficionados deportivistas varias veces esta temporada. Concretamente, otras siete ocasiones en las que el equipo blanquiazul se adelantó en el marcador y acabó cediendo un empate o una derrota. Y ante los dos rojiblancos de esta semana, pasó por las fases que caracterizaron a las dolorosas remontadas que han lastrado la trayectoria coruñesa: voluntariosa puesta en escena, momentos de buen fútbol, ocasiones para una ventaja mayor, gol en contra en una acción aislada en el caso del Atleti... Algunos de los cambios realizados por Mel (Bergantiños por Çolak en Riazor, Ola John en Gijón) hubieran tenido poco pase de la crítica si los hubiera realizado Garitano. 

Al Dépor le ha sonreído en las dos últimas tardes la dosis necesaria de fortuna que otras ocasiones le fue esquiva. Quizás la confianza que Mel ha tratado de insuflar en sus chicos haya sido determinante en los reflejos de Germán Lux para evitar dos goles cantados a remates de Fernando Torres y de Traoré en cada partido. El Dépor era uno de los equipos que más remataba a puerta con un pésimo porcentaje de acierto. Promedia esta temporada 10 disparos por encuentro. Ante el Atlético firmó 8, y ante el Sporting se quedó en 6. Pero hizo dos goles que valen oro en forma de 4 puntos, y hasta se permitió el lujo asiático de fallar un penalti por el camino

Las estrecheces del calendario, con una determinante cita ante el Betis (ganar daría un colchón de 7 puntos con el descenso, suficiente para encarar con garantías duelos ante Barça, Real Madrid y Celta) a la vuelta de la esquina. Demasiado pronto de nuevo para testar si el Deportivo vive bajo el efecto de la fascinación por Pepe Mel, o si los resultados son más fruto de los caprichos del fútbol, que se le negaron al equipo coruñés en otras muchas ocasiones.