Sin tregua bajo los palos

TORRE DE MARATHÓN

Lavandeira jr | EFE

Ni una sola jornada ha durado la tranquilidad en el debate de la portería tras la apuesta por Rubén

24 ago 2017 . Actualizado a las 21:33 h.

Modric disparó desde la frontal del área. La pelota dio uno de esos botes traicioneros, con los que sueñan los porteros en las malas noches, y a Rubén el balón se le escapó de las manos para ir a parar a los pies de Benzema. La suerte, que convirtió un disparo pésimo en un pase mortal, hizo el resto. Puede pasarle al mejor de los porteros pero el fallo del arquero de Coristanco llegó en el peor momento. No solo para el equipo, que también por aquello de ser el gol que abría la lata y mandaba por la borda los planes de Pepe Mel para el partido, sino para el propio Rubén. Si muchos no estaban convencidos con los nombres para defender las redes del Deportivo este año, lo visto ayer no hará más que insuflar la vehemencia de sus argumentos.

Después de la inestabilidad vivida la pasada temporada Pepe Mel apostó por Rubén Martínez para el primer duelo del curso. Su buena pretemporada y las sensaciones positivas tras su aventura belga pesaron más que las razones dadas por Tyton. El polaco, arquero de planta majestuosa y currículo europeo, tuvo su oportunidad la pasada temporada pero algo no cuajó e incluso su salida parecía más probable que posible. Mel ha insistido esta pretemporada en que solo quiere dos porteros profesionales en plantilla y que la tercera plaza es propiedad de Francis, del que el técnico madrileño habla maravillas. 

 

Pero lo cierto es que, más allá del fallo en el gol, poco se le puede achacar a Rubén ayer. Seamos francos. El Madrid fue superior y como diría David Vidal "ganó en buena lid" y, probablemente, hubiese dado igual el inquilino de la portería en los otros dos goles. El gallego estuvo atento en los balones divididos y en el juego aéreo. Detuvo con gran seguridad una falta lejana de Bale que provocó escalofríos en la grada e incluso dio a los fotógrafos la oportunidad de lucirse con algún vuelo. Demasiado tarde. El runrún en la grada ya había empezado. Demasiado pronto.