el técnico dispuso de un entrenamiento táctico de hora y media, con un partidillo de once contra once
28 sep 2017 . Actualizado a las 16:22 h.El Dépor retomó el miércoles los entrenamientos y había interés por conocer los planes de un Mel que debe ganar al Getafe y convencer a todos para continuar en el banquillo. La sesión no desveló ningún secreto y tampoco nada cambió en sus gestos.
Genio y figura, el técnico dispuso de un entrenamiento táctico de hora y media, con un partidillo de once contra once en el que, como en él es habitual, paró continuamente el juego y repartió constantes instrucciones a sus jugadores. Ninguno de los dos bandos que dispuso pareció encerrar la fórmula definitiva para el choque del sábado. En uno, dibujado como el 4-4-2, alineó a Pantilimon, Juanfran, Schär, Albentosa, Luisinho, Bruno Gama, Guilherme, Edu Expósito, Valverde, Borja Valle y Lucas. El otro, con un 4-2-3-1 dio cancha a Tyton, Valentín, Arribas, Sidnei, Navarro, Borges, Saúl (que actuó por necesidades del guion como improvisado mediocentro), Cartabia, Çolak, Bakkali y Andone. Cabe recordar que mientras Rubén y Mosquera se ejercitaron al margen en plena recuperación de sus lesiones, no saltaron al césped ni Carles Gil ni Adrián, aún en la enfermería.
Diálogo
También dialogó luego, durante una especie de torneo de fútbol en espacio reducido que le permitió dividir a su plantilla en seis equipos de cinco futbolistas. Si hasta ahora el Dépor ha encajado más goles que ningún otro equipo de Primera, especialmente en los primeros minutos de los encuentros, ahora el objetivo era marcar cuanto antes. Si no, el equipo debía abandonar el partido.
La plantilla completó luego los habituales estiramientos, de nuevo concluidos con otra charla del entrenador. «Fue una charla de motivación -reveló luego Pantilimon-, él sabe que tiene una buena plantilla y que necesitamos esa motivación, que el equipo necesita estar bien de ánimo y él es el primero que tiene que darnos ese ánimo».