Entre lo más positivo del partido del estadio de La Cerámica, destaco la aportación de Adrián. Demostró que es un grandísimo jugador que puede desenvolverse en más posiciones de las que se pensaba cuando llegó al club. Con Adrián en el campo, el Deportivo gana. Tanto cuando entra desde banda como cuando se asocia por el centro con jugadores como Andone y Çolak. Asignarle la condición de fijo es difícil, porque esa condición no la debería alcanzar nadie en ningún equipo. Es, no obstante, un futbolista enorme que propicia un salto de calidad en el grupo.
Junto a él, brilló Çolak, un jugador que sirve para abrir partidos como el de Villarreal. Encuentra huecos, tiene regate... Su continuidad, como la de cualquier otro, la condiciona la propuesta que vaya a sostener Cristóbal y las características del rival. Hay que entender que el estadio de La Cerámica no pide lo mismo que Ipurúa.
En la lista no se puede olvidar a Rubén, que estuvo fenomenal. Si se critica al portero cuando no está muy fino, también hay que achacarle parte del punto conseguido. Aportó muchísima seguridad en balones aéreos, especialmente ante el asedio del final del partido. Enfrente estaba uno de los grandes rivales de la Liga y tanto él como Albentosa y Sidnei se sintieron más arropados con el sistema. La figura del pivote defensivo permitió un mejor balance y resultó fundamental.