Seedorf evita a Schär

TORRE DE MARATHÓN

GONZALO BARRAL

Ha preferido a un lateral o un mediocentro en la plaza del central mundialista

22 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Holanda, la de la inolvidable final de Sudáfrica, la que en Francia 98 cayó en semifinales frente a Brasil -Seedorf disputó los últimos nueve minutos de la prórroga-, no estará en el próximo Mundial. Suiza, sí. Suiza se clasificó como segunda de grupo, a un solo punto de la primera plaza. En buena parte, gracias a Schär. El central, indispensable para Petkovic, brilló también en la repesca ante Irlanda del Norte, en la que su equipo exprimió un gol de penalti y pasó los 180 minutos sin encajar. Cuando Seedorf dirigió su primer entrenamiento en el Deportivo, el 6 de febrero, dedicó un montón de tiempo a instruir a Schär. Detuvo incluso los ejercicios para corregir al zaguero. Todo apuntaba a que pulía los defectos de un futuro titular -Andone fue el otro futbolista a quien se dirigió repetidamente el míster-, y sin embargo, los ensayos anunciaron una pareja inédita para el eje de la zaga. El técnico probó con Bóveda y Albentosa y mantuvo la mezcla para enfrentar al Betis y al Alavés.

Hasta que echaron a Cristóbal, el futbolista suizo marchaba tercero en la clasificación de jugadores más utilizados del plantel. Ya es quinto, después de dos encuentros completos sin participar. Ni siquiera cuando el entrenador retiró a Bóveda en Vitoria lo eligió a él. Fue Mosquera, centrocampista reubicado durante las sesiones en Abegondo, quien suplió al vasco en la zona izquierda del dúo por delante de Rubén. Ni Schär, ni Borges, ni Valverde (este, por lesión). Los tres mundialistas del Dépor, fuera del once inicial.

El caso más llamativo es el del defensa, porque si en la medular la competencia es alta -la llegada de Krohn-Dehli ha coincidido con la renuncia al trivote-, en el medio de la zaga no parecía existir rivalidad. La salida de Arribas dejó en tres la nómina de centrales, rebajada a dos por la lesión de Sidnei y la reticencia de Seedorf a contar con jugadores del Fabril. Pero fueron un lateral diestro y un centrocampista quienes acompañaron a Albentosa en las dos primeras citas dirigidas por el nuevo entrenador.

El míster pasó por alto la condición de habitual del suizo, suplente solo en dos jornadas hasta que se produjo el último relevo en el banquillo blanquiazul. También su producción ofensiva: dos goles y una asistencia. Se detuvo, por el contrario, en sus dotes de pasador. Más allá de recurrentes despistes (en especial, al marcar la línea del fuera de juego) fue una presunta virtud lo que acabó de condenar al banquillo al fichaje con más cartel del pasado mercado estival.

Las interrupciones aleccionadoras durante los ejercicios se produjeron casi siempre cuando el central acababa de soltar el balón. Los errores en el inicio de jugada aterrorizan a Seedorf, consciente de cuánto ha pagado el Deportivo cada fallo en las inmediaciones de su área. El holandés pretende que en el arranque de la transición ofensiva se evite el carril central. Por ahí ha subido varias veces Schär, propenso a asumir riesgos para salvar la primera línea de presión del adversario. Es él quien, después de Guilherme, más veces toca la pelota por partido en el Dépor y al entregarla no suele fallar (ronda el 80% de efectividad); también es el recurso más empleado para el envío en largo, pero el míster ha preferido hasta ahora a quienes no se entretienen en apuntar. Cuero al costado y que toque el rival. Versión más propia para eludir el descenso que para alcanzar un Mundial.