La pareja perfecta también abre latas

TORRE DE MARATHÓN

GONZALO BARRAL

Le costó hacerse con la titularidad, pero frente al Sporting demostró mezclar bien con Duarte, tener buen remate y salida de balón

12 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Esta vez el brazalete le fue esquivo a Pablo Marí. Entre tanto veterano y jugador de la casa, el proceso de selección de capitanes no reparó en la figura de quien la campaña pasada representó al plantel del NAC holandés. En solo tres semanas convenció a los futbolistas del conjunto de Breda, que optaron por un jugador a préstamo como portavoz. Quizá vieron lo mismo que Iago Bouzón, con quien compartió zaga en el Nástic, el club en el que brilló hasta el punto de llamar la atención en Mánchester y fichar por el City. «Era de las personas que pese a su juventud más sumaba en el vestuario», contaba el gallego a principios de julio, saludando el fichaje de su excompañero por el Deportivo. Llegaba a Riazor un central zurdo, pierna proscrita en el eje de la zaga desde que Juanma cambió A Coruña por Tenerife, hace más de diez años. Un plus en el inicio de jugada a ras de suelo, suerte en la que destaca el valenciano y brilla Domingos Duarte unos metros a su derecha. El juego de transición al toque de Natxo tiene por donde empezar.

La mezcla, sin embargo, no cuajó de inmediato. El luso se hizo de inmediato con plaza en el once, pero Marí tuvo que esperar hasta el debut en Riazor. En las tres primeras jornadas fue Eneko Bóveda el fijo en la defensa de cuatro junto al mencionado Duarte, Caballo y Simón. Cumplió el vasco, pero no le bastó para retener el puesto en el estreno del Dépor como local. El técnico de los coruñeses le dio la alternativa a la otra torre del vestuario y el Sporting sufrió a la nueva sociedad. Ni un disparo, a puerta o lejos de ella, concedieron los centrales blanquiazules a los hombres de ataque del equipo gijonés. Registro de lejano precedente (cuarenta meses atrás) que cerca estuvo de ver limitado el premio a un solo punto. Con Carlos Fernández como único representante de un cuarteto de delanteros diezmado por las lesiones y el virus FIFA, el Deportivo alcanzó el descuento sin gol.

Tres tantos en Holanda

Entonces apareció Marí. Ya se había despedido marcando del estadio Rat Verlegh de Breda. Fue su tercer tanto al servicio del NAC, todos anotados en casa, todos en acción a balón parado (dos con la cabeza, uno con el pie), todos dedicados a su hijo (Pablo, como él), nacido durante su segunda cesión desde el City, donde recaló a cambio de 200.000 euros en el 2016 (fue reemplazado por Lopo en el Nástic). La primera, en el Girona, no había salido bien. La segunda lo convirtió en titular indiscutible en la Eredivise como compañero del gallego Angeliño. A la tercera llega con opción de compra y la intención de hacerla valer. «Vengo con muchísima ilusión de hacer historia en el este club, de quedarme muchos años -manifestó el día de su presentación-. De momento empiezo con uno». Y con gol.