Las nueve manos de Dani Giménez

TORRE DE MARATHÓN

Fue el portero más exigido esta jornada y quien más ha parado en casa del colista

22 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

En Sandoval hay un profeta. «Ni vamos a ganar en el minuto 1, ni vamos a perder en el 90», había pronosticado en voz alta el técnico del Córdoba a un solo día de recibir al Deportivo. Los andaluces empezaron a caer en el 2, y hasta el 93 no estuvieron a un gol de la victoria. Entre un momento y otro se registraron nueve intervenciones de Dani Giménez. Varias, para blocar balones sencillos; otras, como respuesta a disparos de riesgo; y un par, en la categoría de salvadoras. Entre todas convirtieron al meta blanquiazul en el portero que más remates detuvo en la jornada, y en el más exigido en su plaza de cuantos han pisado el Arcángel este curso.

La serie arrancó poco antes del cuarto de hora de encuentro, y en torno a ese minuto, el 15, concentró su pico de actividad máxima. Los saques de banda siguen en el debe de los de Natxo; en uno a favor de los locales, Jaime Romero aprovechó una dejada con el pecho para adelantarse a Carles Gil y a Saúl, chutar con fuerza desde la frontal y obligar a Giménez a desviar a córner.

La más difícil, junto al palo

Desde la esquina sufrió también el Dépor. El Córdoba tocó en corto, y David Simón tardó en abalanzarse sobre Araujo, quien centró hacia el segundo palo, donde Muñoz se había desembarazado de Vicente. La volea del central propició la intervención más complicada del meta visitante. El balón botó poco antes de llegar a la línea de gol, junto al palo derecho. Hasta allí se estiró el portador del 1, manoteando el cuero hacia el fondo.

Nueva acción a balón parado y más problemas para los coruñeses. Envío directo de Romero hacia la carrera de Araujo, lejos del alcance de Carles Gil. El jugador local se aprovechó para conectar el cabezazo de una pantalla de Piovaccari que invalidó la acción. Por si acaso, Giménez había repelido el disparo.

Al acoso le sucedió un breve instante de tregua, pero cuando los de Sandoval percutieron de nuevo, se reavivó la resistencia del último hombre en los visitantes. Otra vez un bote traicionero cerca del poste, a su derecha, y otro vuelo a ras de hierba para negar el gol a Javi Lara, que en el minuto 20 probó desde fuera del área con Bergantiños y Krohn-Dehli como oposición a distancia.

La más vistosa, en la escuadra

El resto de acometidas del anfitrión se esfumaron solas hasta llegar al descanso, pero el Córdoba no perdió fuerza en el vestuario. De vuelta al campo, al disparo flojo de Touré le sucedieron la parada más vistosa y la única pifia del meta blanquiazul en el duelo. Justo antes de la hora de partido, Giménez voló cerca de la escuadra para desviar a mano cambiada el chut de Lara en una falta directa producto de una zancadilla de Duarte. Poco más tarde, el central portugués envió a córner el balón que había dejado muerto el portero, incapaz de atrapar un disparo flojo.

No cometió más error el veterano futbolista vigués, aunque la cita le exigiría nuevas intervenciones para alcanzar el récord de nueve en el Arcángel -dos por encima de las acumuladas por Dani Hernández con el Tenerife en otro choque de 1-1-. Necesitó responder a otro intento de Lara, y a los de Andrés Martín y Aguado.

El mediocentro jienense anduvo cerca de doblar el castigo a los coruñeses en el minuto 79. La falta lejana por la que Pablo Marí vio la segunda amarilla retrató también el principal problema del método de Natxo para defender acciones a balón parado. Con los visitantes concentrados dentro de su área, Jaime Romero sacó raso hacia la frontal y allí apareció completamente solo Aguado. El derechazo pasó entre la multitud de jugadores, a escasos centímetros de la cabeza de Vicente, y enfiló la red por el centro. Estuvo rápido el guardameta para quitarse el balón de encima. En el 85 cazó con facilidad el último intento de Javi Lara.

Antes, Martín había avisado en el 72 con un lanzamiento flojo. El autor del empate buscó el palo izquierdo de los blanquiazules por primera vez en el partido. Allí por donde acabaría introduciendo el cuero ya en el descuento, con Carlos Fernández y Quique González demasiado cansados para llegar a tapar de inmediato el envío de cabeza de Piovaccari, y Dani Giménez demasiado lejos para completar una noche perfecta.