El Deportivo siempre fue superior, impuso de inicio un ritmo que el adversario no pudo seguir. En realidad, el partido se dio como si comenzase ganando, con ese gol nada más sacar de centro. El Reus salió con cinco defensas para aguantar a los delanteros locales y las subidas de sus laterales, pero se encontró con que perdía por 1-0 nada más comenzar y no encontró la fórmula para atacar. Así, se retiró al descanso sin disparar a puerta y con el dominio completamente en manos del Dépor. El segundo tiempo comenzó mientras los visitantes querían expresarse, pero un error de sus centrales le condenaron al segundo. A partir de ahí, el cambio de sistema permitió a los catalanes mantenerse en el partido y hasta meter en algún apuro al Dépor, que llevó varios sustos que le pudieron costar caro.
Los únicos problemas del equipo coruñés llegaron cuando se dejó llevar por la comodidad. Primero se comportó como una apisonadora, pero luego su juego se reveló anodino hasta el final de la primera parte. En el segundo tiempo, con el 2-0 dio el partido por acabado y se dejó llevar, pero lo cierto es que el Reus nunca fue rival.
Quizá los cambios llegaron un poco tarde. Si Carles Gil hubiese entrado antes, podría haber reactivado un poco el mediocampo, pero lo importante es que el Deportivo sigue sumando y dando buenas sensaciones.