Ida y vuelta de Juan Carlos Real

TORRE DE MARATHÓN

MARCOS MÍGUEZ

Disfrutó y sufrió las turbulencias del equipo de su vida, al que ahora se mide por primera vez

17 nov 2018 . Actualizado a las 12:15 h.

«Yo quería ir a Brunete con el Dépor». Así, con un viaje, comienza la relación entre un crío coruñés y el club más importante de su ciudad. El suyo, ya desde que empleó al Vitoria como puente para alcanzar Riazor. «Empecé jugando en el Ural, pero tenían un acuerdo con el Barcelona que me impedía ir al torneo, así que necesitaba cambiar de equipo un año porque el Deportivo no competía en categoría alevín. Te seleccionaban para Brunete, y luego ya...», repasa Juan Carlos Real desde Almería, donde el lunes tiene previsto reencontrarse con su ex. En los puntos suspensivos se acumulan ocho temporadas de escalada en la cantera hasta debutar con el primer equipo un 7 de septiembre del 2011, contra el Girona en Copa del Rey.

el estreno

«No me tranquilicé hasta que empezó el partido»

«Oltra acostumbra a no decirle a la gente quién juega y quién no. Yo me entrenaba con el primer equipo y viví con tensión el momento en que dio la alineación. Salí directamente de titular. No me tranquilicé hasta que empezó el partido. Por suerte teníamos una gran plantilla y el partido fue fácil y pude estar a gusto, verme en el verde, en mi estadio». 5-1 vencieron aquel día los coruñeses. Lassad marcó tres goles, pero había alguien más feliz que el delantero tunecino. «Fui recogepelotas en Champions, viví los mejores momentos del Dépor y compartía la ilusión con todos los niños que jugábamos en equipos de la provincia: llegar al Deportivo. Ya solo debutar, compartir vestuario con Valerón, mi ídolo, era un sueño cumplido», se entusiasma aún Juan Carlos.

el primer revés

«Empecé a ver que en el fútbol no es todo tan bonito»

«Nunca sabré qué pasó ahí entre el representante y el club», lamenta el futbolista cuando repasa lo sucedido en el verano del 2012. Todo parecía cerrado para una cesión en el Huesca que finalmente no se produjo en esa ventana del mercado. «En el club dijeron que había aparecido tarde a firmar mi contrato para salir, pero eso es mentira. Incluso me quedé esperando en una cafetería que hay al lado de las oficinas, por si había acuerdo y tenía que subir rápidamente. Me avisaron fuera de tiempo y dejaron mi imagen muy tocada -sostiene el coruñés-. Además, me prohibieron entrenarme más con el primer equipo. Fue muy duro. Estaba mal, no disfrutaba. Pesó mucho. Venía de un año siendo el único chaval del filial en los entrenamientos del primer equipo, estaba en una nube y me bajaron. Fue ahí cuando empecé a entender que en el fútbol no es todo bonito».

Finalmente, en enero, salió a préstamo hacia el conjunto aragonés, que iba ya por su tercer técnico en la pelea por no descender: «D’Alessandro había llegado dos semanas antes que yo. Un entrenador muy emocional, disfrutaba más los entrenamientos que nosotros. Chillaba, celebraba, si marcabas se tiraba al suelo... Mi recuerdo de él es muy bueno. Aprendí, me ayudó y me pareció una persona muy sana. Un fenómeno».

gran crisis blanquiazul

«Jugábamos con el peso de un club que podía desaparecer»

De vuelta en casa, Juan Carlos encontró al Deportivo sumido en una crisis sin precedentes. «Tenía la inocencia de no haber vivido muchas cosas en el fútbol y no procesaba bien la situación de los impagos. Incluso a mí, con un sueldo muy bajo, ya me debían dinero. Fue una situación muy complicada», comenta sobre aquella pretemporada del 2013. «Nos íbamos enterando principalmente a través de Manuel Pablo y se hacía lo que decían los capitanes, que en aquel momento vivían todo con mucha preocupación. A ellos, a los veteranos, les debían mucho dinero. Siempre confié en una solución, pero la realidad es que en los días críticos ni siquiera éramos capaces de prestar atención en los entrenamientos», detalla.

Pese a todo, el equipo compitió: «Éramos una plantilla humilde, llena de gente joven que se mezclaba con veteranos que guiaban al grupo. Ahora, pasadas muchas temporadas y después de participar en otros proyectos de ascenso, es cuando mejor me doy cuenta de lo que hicimos, de lo difícil que era aquello. Jugábamos con el peso encima de la situación de un club que podía desaparecer».

el ascenso más difícil

«Me sentí importante en el club de mi vida»

El primero en creer en el milagro del ascenso fue el técnico. «Fernando [Vázquez] intentaba que nos centrásemos en el trabajo, pretendía dar normalidad a la situación y transmitía tranquilidad aún sabiendo que él también se jugaba el puesto. Se encontró con una plantilla coja, con falta de gente en varios puestos, y nos hizo creer. Tuvo muchísimo mérito. Nos convenció de que era posible ascender, aunque al principio nos parecía un poco un loco. Logró que durante un año nadie se saliera del camino pese a los muchísimos problemas externos que tuvimos. Fue el gran artífice de lo ocurrido -resalta el futbolista- porque consiguió convencer a la plantilla de la posibilidad del ascenso cuando nuestra preocupación era si iba a desaparecer el club y tratar de pasar un año tranquilo».

Juan Carlos Real, junto a Salomao, durante la celebración por el último ascenso del Dépor
Juan Carlos Real, junto a Salomao, durante la celebración por el último ascenso del Dépor PACO RODRIGUEZ

Y en la penúltima jornada, se consumó la gesta ante el Jaén. Un día imborrable para Juan Carlos: «Me sentí importante en el club de mi vida, entre mi gente, después de pasar por muchos momentos difíciles. Lo sentí como la recompensa a lo que había construido hasta ahí, a todo el esfuerzo por pertenecer al Deportivo». No faltó la anécdota que le haga más fácil recordar. «Me asomé a leer qué ponía en la tarta de la celebración y entre unos cuantos me metieron la cabeza dentro», relata. Llevaba la cara llena de pastel cuando reapareció sobre el césped de Riazor.

debut en primera y adiós

«Para un chico que crece yendo a Riazor fue algo brutal»

Segundo ascenso para Juan Carlos y su Dépor, y otra vez sin sitio en la máxima categoría para el jugador coruñés: «En verano volvió el problema con mi posible salida. Entonces no tenía el control de mi carrera y al final acabé quedándome aunque desde el principio del verano sabía que no iba a tener opciones. Me sentí desplazado, casi no contaron conmigo, pero al menos pude cumplir con esa otra gran ilusión de jugar en Primera en el Dépor». De hecho, puede presumir de contar por victoria sus partidos al más alto nivel. Con él sobre el césped el equipo venció al Elche y al Valencia. Ambos, en casa. «Para un chico de A Coruña que crece yendo a Riazor, eso es... Bueno, no creo ni que haya que explicarlo. Es algo brutal».

Juan Carlos, de niño, junto a Fran
Juan Carlos, de niño, junto a Fran MARCOS MÍGUEZ

Fue el prólogo del adiós. «En enero me cedieron con una opción de repesca por si al acabar ellos querían recuperarme, pero tenía claro que al terminar el año quedaría libre. Jugué en el Tenerife, estuve a gusto, pero no había oportunidad de volver», reconoce resignado. El lunes habrá reencuentro. Esta vez, con Juan Carlos, el del Dépor, como rival.

«Será especial, aunque de mis compañeros solo queda Bergantiños»

Concluida la cesión al Tenerife, Juan Carlos Real se encontró en una situación impensable cuando unos meses antes debutaba en Primera. Pasó seis meses sin equipo. «Acabé encerrándome, no quería salir. Me entrenaba con el Racing de Ferrol. Ese tiempo se me hizo muy largo. Dejaron de gustarme los fines de semana», cuenta.

Enero del 2016. «Lo más serio que apareció fue el Cluj y no estaba en situación de elegir. Fue una suerte el grupo y el entrenador que me tocó allí. Estuve de maravilla. Jugué, marqué, me encontré feliz con el club, la ciudad, el grupo... Una época espectacular que me metió otra vez en la rueda del fútbol».

Temporada y media después, retorno a Tenerife, donde fue protagonista (ocho goles en los primeros veinte partidos) hasta la llegada de Joseba Etxeberría, quien dejó de contar con él, motivando su salida a Almería. «Somos un bloque acoplado, sólido, que ha dado la cara en la mayoría de las jornadas», afirma sobre el equipo con el que se medirá al Deportivo en un duelo que «será especial, aunque de mis compañeros solo queda Bergantiños».