Memorias de la sala de prensa de Riazor

TORRE DE MARATHÓN

César Quian

26 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El fútbol tiene memoria. O a eso se quieren agarrar muchos invocando una especie de justicia poética. «El fútbol nos debe una». Pero el fútbol es mal pagador.

«No nos volvamos locos», decía ante los periodistas Natxo González. El entrenador se acuerda de que en la temporada pasada el Lugo ocupaba puesto de ascenso en la jornada 15. Y ahí sigue. O que el propio Osasuna, a estas alturas, se las prometía muy felices en la 2015-2016 cuando caminaba hacia la Primera División y al final tuvo que llegar una carambola imposible en el play off. Quizás también recuerde que el curso en Segunda con Oltra, el Dépor era quinto a estas alturas en una Liga que lideraba el Hércules de Alicante. El fútbol los tenga en su gloria.

Ningún equipo asciende en noviembre. Ni siquiera la Unión Deportiva Las Palmas por mucho empeño que pongan en la isla. Natxo, que hace un año era decimocuarto con el Zaragoza, lo sabe. Tiene memoria.

Esa llamada a la cautela era una respuesta indirecta a Jagoba Arrasate. «Todos os preguntáis si va a ascender. Igual la pregunta no es si va a ascender, sino cuándo va a ascender», espetaba el técnico rojillo en la sala de prensa de Riazor tras mostrar su favoritismo por el equipo coruñés frente al resto de rivales de la categoría.

Contundente. No se recuerda una loa tan clara de un entrenador visitante desde que en marzo del 2012 Anquela, entonces al frente del Alcorcón, se deshiciese en elogios considerando «un sueño» poder jugar en Riazor al tiempo que se lamentaba porque «la próxima temporada seguramente que aquí no vendremos». Ejerció de futurólogo el entonces preparador alfarero. Claro que los cuatro meses de ventaja que hay entre noviembre y marzo facilitaron los pronósticos.

Está bien escuchar a Arrasate. Al fin y al cabo es un profesional y se le supone más visión que a periodistas y aficionados. Pero lo más esperanzador de ayer es que el Dépor sacase los tres puntos en un campo imposible. Ese oficio sí es un argumento de peso. Como lo fueron antes el gol al Sporting, la reacción en Tarragona y Almería, el pragmatismo frente al Reus o la solvencia ante Oviedo y Elche. Que el deportivismo se acuerde de eso, que las palabras se las lleva el viento.