Deportivo-Mallorca, la vieja historia de un ascenso frustrado

TORRE DE MARATHÓN

BLANCO

La inolvidable derrota con el Rayo y un gol de diferencia en el duelo particular metieron a los baleares en Primera

18 jun 2019 . Actualizado a las 05:05 h.

Los tres goles de distancia adormecieron al Dépor en aquella falta colgada al área y el balón acabó en los pies de López, que recortó diferencias casi sin tiempo de más. Suficiente para el Mallorca, aunque eso no podía saberse todavía a trece jornadas del final. El autor del tanto fue un jugador cántabro ascendido a la categoría de histórico en el Betis antes de mudarse a la isla y ejercer una temporada de bermellón. La más amarga quizá en la larga vida del Dépor, que se dejó el ascenso incomprensiblemente en el último duelo del curso 1982-83. La puntilla la puso un Rayo que esa tarde llegó sin nada que hacer a Riazor, pero antes el equipo que dirigía Arsenio fue dilapidando ocasión tras ocasión sin ser consciente del cruel final.

La hemeroteca permite reparar ahora en varias citas clave de la campaña que podría vengar esta semana el conjunto blanquiazul. Las dos más importantes dan forma a una eliminatoria de ida y vuelta con cuatro meses de distancia entre partidos. Tanta que los coruñeses llegaron a olvidar la importancia de cada gol.

El Mallorca aún jugaba en el estadio Lluis Sitjar y allí acudió el Deportivo un 10 de octubre a defender su segunda plaza en la tabla frente a un rival en puestos de descenso de un campeonato recién estrenado. A los cuatro minutos ya ganaba el anfitrión. Cantó Jorge y el montenegrino Kustudic anotó el único gol de la primera mitad. En la segunda, después de que Ballesta desperdiciara sobre la línea la ocasión de empatar, llegó el doblete del villano de esta historia: López finalizó una contra en el 74 y un minuto más tarde volvió a marcar, de cabeza en una acción de estrategia.

Cuando ambos equipos volvieron a cruzarse, un 20 de febrero, el Dépor seguía ocupando la segunda de las tres plazas que daban acceso a Primera, pero el Mallorca ya estaba a un solo punto. En Riazor, el encuentro pareció un calco del de la primera vuelta, con el conjunto local adelantándose antes del descanso y ampliando la ventaja hasta el 3-0 en la reanudación. José Luis Vara abrió la cuenta a la media hora aprovechando un rechace y en el 47 logró el segundo tras un penalti cometido sobre Vicente. Moreno pareció cerrar la cuenta lanzándose en plancha para equilibrar la diferencia de goles con el conjunto balear. A partir de ahí, Jorge se lució varias veces bajo palos, pero no llegó a tiempo de tapar a López en lo que entonces pudo confundirse con el gol del honor. Era el del ascenso, consumado trece partidos después.

El pacto con el Linares

Tuvieron los blanquiazules la oportunidad de subir en la penúltima jornada, en una visita al Linares en la que los de Arsenio pagaron sus malas artes y una peligrosa falta de ambición. El equipo jienense necesitaba un empate para salvar la categoría y los gallegos tiraron de calculadora, pensando que ese punto también les podría dejar resuelto su objetivo. Bastaba con que el Mallorca no perdiera ese mismo día frente al Cádiz en el Lluis Sitjar. Se llegó a un acuerdo. Lo reconoció hace seis años José Luis Traba en una conversación con La Voz: «Durante la semana hubo división en el equipo. La mayoría querían pactar el empate, pero otros no. Yo fui uno de los que inicialmente se opuso. Al final, no recuerdo bien si fue entre los delegados o entre algunos excompañeros, pero el caso es que pactamos las tablas. Al fin y al cabo, si fallaba el Mallorca, todavía nos quedaba la bala del Rayo en Riazor. El partido fue una vergüenza. No pasábamos del medio del campo».

Mientras la vergüenza salvaba al Linares, Mágico González castigaba al Deportivo por su colaboración. El genial futbolista salvadoreño cerraba la increíble remontada de un Cádiz en inferioridad. Y llegó el momento de usar la bala. Deportivo y Mallorca, 46 puntos. Cádiz, 45. Victoria local en el Carranza y derrota bermellona frente al Castilla de Míchel y Butragueño, consumada cuando aún faltaban ocho minutos de partido en Riazor. Perdían los coruñeses 0-2. Gol de Ballesta en el 83 y nervios en el Bernabéu, temiendo un empate que nunca llegó.

López: «En la última jornada, al Dépor le dábamos su partido por ganado»

«Fue un gol que parecía no tener ninguna importancia, pero al final resultó decisivo». Lo recuerda su autor, Francisco Javier López, orgulloso de su única temporada en el Mallorca. «Fui protagonista», presume al otro lado del teléfono. No olvida el motivo, consumado en Riazor: «Íbamos perdiendo 3-0 y hubo una falta lateral en la parte izquierda. Yo estaba en el segundo palo; entré, la rebañé y la pude meter. En ese momento no se le dio trascendencia al gol, pero al final de la temporada, en el Bernabéu, ya salió a colación. Todo el mundo me lo recordó».

Pero antes de aquel tanto ya hubo más que contribuyeron a que fuera el conjunto balear y no el coruñés el que ascendiera a Primera División: «En la ida ya había marcado otros dos goles, pero el que acabó por tener importancia fue ese otro, el de un 3-1 en contra». «Es curioso, pero el Deportivo se me daba bien», señala ante el hecho de que la mitad de sus seis goles de ese curso fueran contra los blanquiazules.

Pese a ello, el Dépor dependió de sí mismo hasta el final: «En la última jornada, le dábamos su partido por ganado. Pensábamos en el Cádiz y mira lo que pasó».