Dani Rodríguez, como síntoma

TORRE DE MARATHÓN

César Quian

25 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El Dépor se replantea estas semanas su política de cantera y de fichajes. Por la necesidad de un agujero de 14 millones en su presupuesto por haber consumido el seguro de descenso y también por convicción, ya que los jugadores de la casa son una fijación para el nuevo presidente, Paco Zas, curtido en los campos de tierra de A Coruña en los años 70. Sin caer en demagogias, a veces basta con poner algo de interés en el mercado más próximo. La final de la promoción ante el Mallorca sirve para recordar cómo durante años se pudo despreciar el talento de un futbolista de la casa como Dani Rodríguez, convertido en verdugo el domingo pasado en Son Moix en otro fenomenal partido. Betanceiro, deportivista, canterano, con 21 años hizo las maletas para jugar en Cuenca. Luego pasó otros dos cursos en Segunda B en Ferrol, en donde a cualquiera con un mínimo interés en seguir la evolución de los jóvenes de Abegondo una vez que dejan la casa le habría llamado la atención ya en un equipo de play off de ascenso. Santander, Albacete, Mallorca... Cada vez resultó más sencillo seguirle la pista a un chaval que creció viendo goles de Champions tras las porterías de Riazor como recogepelotas, pero al que se le negó una segunda tarde con la blanquiazul después de su debut con el primer equipo de la mano de Lotina en el Ramón Sánchez Pizjuán.

Cuando dejó Abegondo en el 2011, quizá Dani Rodríguez no tenía el talento incontestable para jugar en un Deportivo de Champions, una categoría que ya llevaba tiempo sin ser una opción verosímil para un club condenado a una economía de guerra. Descendió hasta tres veces a Segunda el equipo sin que nadie acertase a apostar de verdad por Dani Rodríguez. Carmelo del Pozo, con un buen número de aciertos en el verano de su apresurada llegada a la plaza de Pontevedra, tiene ahora la oportunidad de encontrar Danis que alimenten la identificación de la grada con el equipo y acompañen una reconstrucción solvente del vestuario.