Anquela: El entrenador que declaró su devoción por Riazor, donde nunca logró ganar

TORRE DE MARATHÓN

CESAR QUIAN

El jienense se deshizo en elogios hacia la afición del Deportivo en su primera visita a A Coruña

29 jun 2019 . Actualizado a las 21:55 h.

El Deportivo, que por entonces era un ciclón en su estadio, recibió al Oviedo el segundo sábado del mes de noviembre del pasado año. Salió estrepitosamente goleado (4-0). La figura de Anquela quedó tocada por aquella derrota, que además había desplazado a numerosos aficionados carbayones a Riazor y que empañó el recuerdo de la jornada anterior, en la que el equipo había empatado ante el Mallorca en casa. Tres antes había tumbado a Osasuna en el Tartiere y en su anterior compromiso como local ganó al Albacete.

«No sé que explicación darle a esto. Hay que ver el partido tranquilamente pero es un resultado abultadísimo para los méritos de uno y otro equipo», comentaba Anquela en la sala de prensa de Riazor. Las crónicas y los vídeos refrescan la memoria de aquel duelo en el que los visitantes, con un planteamiento de tres centrales, hicieron sufrir al Deportivo. La efectividad acabó por decantar la balanza en un choque en el que el Oviedo tuvo el 60 % de la posesión y disparó las mismas veces a portería que los coruñeses. «Cada vez que han llegado, han metido. Esa es la lectura», decía. Tal cual.

Esa fue la última vez. Para encontrar la primera hay que remontarse al marzo del 2012. El Deportivo recibía al Alcorcón, entrenado por el jienense, con ganas de cobrarse la revancha tras el humillante 4-0 recibido en la ida en Santo Domingo. La venganza fue más discreta. Los alfareros cayeron por 2-1. «Pasó lo que sabíamos que pasaría. Que si nos equivocábamos perderíamos» aseguraba en una comparecencia de la que, repasando las imágenes, parece que haya pasado un mundo. El Dépor tiró de lo justo para ganar con oficio, pero aquella noche el titular fue la declaración de amor de Anquela por Riazor. «Me puedo ir muy orgulloso de cómo ha jugado mi equipo en un campo de Primera División y con una afición, no de Primera, de Champions League», se arrancaba espontáneo. «El valor más grande del Deportivo es su campo. Es una maravilla. Este equipo tiene que estar en Primera División nada más que por eso».

Solo una vez más visitó Riazor como entrenador. Fue en la temporada 2013-14, en Segunda. Su Numancia puso a los coruñeses contra las cuerdas. Un gol salvador del canterano Luis Fernández rescató al equipo de Fernando Vázquez en el minuto 90 y privó a Anquela de su primera victoria en A Coruña. No había podido intentar el asalto la campaña anterior, la paciencia de los directivos del Granada con él se acabó tan solo una jornada antes de que el equipo viajase a Riazor.

Seis visitas y ninguna victoria. Porque el estadio también ha visto a Anquela de corto. Dos veces se puso la camiseta del Elche para medirse al Deportivo. Una en 1984 y otra en 1986. En las dos se fue con derrota. Una racha, salvo hecatombe, próxima a terminar.