Samuele llegó al Espanyol muy joven, un año antes de que yo dejase el equipo. La casualidad quiso que fuésemos vecinos. Vivíamos puerta con puerta y venía mucho a comer a mi casa.
Pochettino era el entrenador en aquella temporada y confiaba mucho en él. Fue una temporada difícil, creo recordar que estuvimos dieciséis jornadas en descenso, y cuando llegó Javier Aguirre decidió dejar las opciones de salvación en manos de los veteranos. Y lo consiguió.
Creo que aquel año le vino bien. Le sirvió para conocer la Liga y competir bien en su primer año, algo que es muy complicado. Y me alegro de que llegue al Deportivo, es un goleador, trabaja mucho y tiene mucha más experiencia que entonces. Ojalá sea importante.
Desde entonces seguimos hablando mucho. Ya el año pasado me dijo que hubo algo con el Dépor. Yo ya le he comentado lo que significa este escudo y que el objetivo está claro, es un gran club y él lo sabe. Le he dicho que lo van a tratar muy bien y que la gente, por encima de todo, lo que quiere es que lo dé todo, que pelee cada balón y que si lo hace estará como en casa. Es un club especial y me encantaría que le vaya bien.
Él es un chico tranquilo y muy casero, y de los que hace vestuario. Nunca tuvo una mala palabra cuando dejó de contar en Barcelona. Ahora tiene la oportunidad de asentarse.
Ser canterano de un gran club como el Inter de Milán no es fácil y ha acabado encadenando cesión tras cesión, pero es un gran jugador. Estuvo muy bien en equipos como el Girona, por eso muchos clubes han querido contar con él y ojalá en el Deportivo sea donde acabe por quedarse. Ya le he dicho que a ver si supera lo mío: siete años y tres títulos. Lo que es seguro es que meterá más goles. El resto, desde luego, por trabajo no va a ser.