La sensatez de Anquela ha conseguido calar en el vestuario

TORRE DE MARATHÓN

César Quian

19 ago 2019 . Actualizado a las 08:58 h.

Remar a favor de corriente es sencillo. Cuando los resultados acompañan, todo el mundo sonríe. El entrenador suele ser el mejor que cada futbolista ha tenido en su carrera, los compañeros forman un vestuario muy bien avenido y la afición es ese futbolista número 12 que los demás clubes no tienen.

Sin embargo, hay técnicos, jugadores y situaciones que son la excepción. El Deportivo llega a esta temporada con una necesidad imperiosa: hacer olvidar cuanto antes el trauma sufrido en Palma tras viajar con el ascenso casi en la mano y regresar con una goleada.

A mitad de temporada, y empujado por un nefasto mes de marzo, Carmelo del Pozo cometió el gran error del año: apostar por José Luis Martí para reemplazar a Natxo González. El bisoño técnico balear no supo convencer al vestuario desde el inicio. El equipo ganaba, pero no creía en su entrenador. Son Moix fue la tumba, pero La Rosaleda, a pesar de superar la eliminatoria, había sentenciado ya al técnico de cara a la plantilla.

Consciente de ello, este año, la dirección deportiva, arropada por una idea muy clara de Paco Zas, apostó por un modelo diferente. Arriesgó con un entrenador que, de inicio, no iba a despertar gran ilusión entre la afición. Pero trajo un tipo sensato, con una idea clara de lo que quiere, con conocimiento preciso de la Segunda División y cuyo discurso ha calado en el vestuario.

Enjuiciar a un técnico por solo un partido sería injusto. Para bien y para mal. Pero lo vivido frente al Oviedo es un reflejo de que los futbolistas creen en su entrenador. A este Dépor le faltan muchas cosas. Desde jugadores a captación de conceptos. Pero en las pocas semanas que lleva al frente del equipo, el jienense ha sabido hacer creer a un equipo que, tras flaquear y ver cómo el rival le empataba supo resucitar y lograr la victoria.

El sacrificio es innegociable, la fe también para un entrenador que, a pesar de la desconexión del equipo durante unos minutos, ha sabido borrar la cara de imbéciles que les quedó a los deportivistas después del 3-0 de Son Moix