Anquela no es ese señor

Xurxo Fernández Fernández
Xurxo Fernández A CORUÑA

TORRE DE MARATHÓN

CESAR QUIAN

Al entrenador del Deportivo le lastra su imagen de técnico desactualizado, desmentida por el trabajo en Abegondo y el trato con el plantel

06 sep 2019 . Actualizado a las 13:31 h.

A 40 minutos del cierre de mercado, Juan Antonio Anquela recibió una llamada del Perú. Preludio de nueve minutos de entrevista viral que han internacionalizado la imagen más vendida del entrenador. La de un técnico desactualizado y falto de información acerca de lo que sucede en su club. «No dije nada que no haya dicho ya aquí», se defendía ayer el jienense, cargado de razón. Antes había ofrecido la versión española de cuanto había contado para una radio limeña en lo que allí calificaron de entrevista y él tildó de conversación. «Antes el entrenador decía a quién quería, pero el fútbol ha avanzado y hay que adaptarse. No hay más historia. Yo vine aquí con las cartas boca arriba. Me dijeron cómo funcionaba, me preguntaron si me interesaba, y yo dije que sí», aclaró. Ya lo había apuntado otras dos veces con el mercado aún abierto y cometió la temeridad de repetirlo al teléfono mientras en el extranjero se hacían cruces con el método blanquiazul. La dirección deportiva decide a quién fichar para confeccionar el plantel. A partir de ahí se reduce la dependencia del entrenador -van diez desde el último ascenso, para poner la medida en valor-.

«Aquí vamos perfectamente coordinados. Todo lo que se hace, Carmelo me lo comunica. Me avisó de que si se iba Rolan igual tenía que venir un futbolista de México. Estaba esperando a que fueran las 12 de la noche para que me dijera cuál había sido el resultado de su trabajo», compartió Anquela en su rueda de prensa más suelta desde que llegó.

Apenas pasó tiempo a la defensiva y aunque siguió resistiéndose a dar pistas sobre su estilo, sí manifestó la intención de encarar los partidos en campo rival. «Esta es mi forma de entender esto. Luego me cuelgan un cartel, y mi cartel es intentar apretar arriba, jugar el fútbol mejor que el rival y tratar de tener el balón los noventa minutos», proclamó, consciente del lastre de su imagen, producto de la mezcla de la veteranía y las dificultades en la comunicación.

En los tres cursos que llevan al título de entrenador nacional no hay un solo instante dedicado a formar al futuro míster en el manejo de medios y redes sociales, un entorno en el que cada vez se ventilan con más fuerza las simpatías hacia el técnico. Si José Mourinho afirmaba que sus partidos empezaban en la rueda de prensa previa y concluían al finalizar la posterior, ahora la sensación se potencia a través de la Red, generadora (día a día) de corrientes de opinión. Muchas instituciones y clubes siguen considerando menor un asunto que condiciona el aguante de la afición. El Deportivo ha apostado por un embudo de boca estrecha que no encaja con la realidad.

El técnico jienense, de la quinta de Setién, grita y gesticula; incómodo en rueda de prensa, no deja pasar una sin convertir el fútbol en refriega. También ayer: «Estamos pasando muchos problemas porque no hemos sido contundentes en los balones divididos. Hay que competir». La parafernalia esconde lo que destapaba a principio de curso una entrevista con Álex Bergantiños. «Quizá desde fuera pueda tenerse la sensación de que es un técnico de la vieja escuela, pero para nada. Está totalmente actualizado», afirmaba rotundo el capitán.

Un par de sus futbolistas en el Oviedo y otros de su plantel actual coincidían ayer en esta versión. «Pocos conocen tanto la categoría jugador por jugador. Nos da detalles precisos antes de cada partido. Detalles que se cumplen después», explicaba uno. «Tiene una forma de ser muy útil en momentos de tensión, siempre sabe cómo rebajarla», añadía otro de los consultados acerca del Anquela que no se ve. «Insiste en ser atrevidos y es preciso en sus indicaciones», apostillaba, verbalizando las rutinas que pueden observarse desde la valla. En la ciudad deportiva, donde un señor dirige y otro sale a hablar.

«No sé cuál es el objetivo del Dépor, pero el mío lo tengo clarísimo: ganar el siguiente partido»

Hace tiempo que las ruedas de prensa en Abegondo se exportan a todo el mundo a través de un canal de Youtube. Así se popularizan unas declaraciones que de todas formas ya han sido difundidas a través de medios en Internet o redes sociales en tiempo real. Para bien y para mal. «No sé cuál es el objetivo del Dépor», arrancaba ayer por mal camino una de las frases de Anquela, reconducida a continuación: «Pero el mío lo tengo clarísimo: ganar el siguiente partido». Versión para deportivistas del lema indebidamente apropiado por el Cholo Simeone, que podría haber sido mejor transmitido por el técnico blanquiazul.

«Lo que hay que hacer es sumar puntos, que es lo único que interesa. El mercado impide centrarnos en que llevamos tres partidos y hemos sumado tres puntos nada más», redondeó Anquela, quien también abordó en dos tramos el futuro de los jugadores del filial. «Los chavales del Fabril estarán en el Fabril -arrancó, amagando un retroceso en su propósito inicial que enseguida retocó-. Y si tenemos que echar mano de alguno, echaremos mano. No me va a temblar el pulso, como no me tembló con Mujaid. Si son buenos y piden paso, no tengo ningún problema en que jueguen».

Aclaró también sus reticencias a la hora de hablar con contundencia del ascenso como prioridad: «Es que con la boca se consigue todo. Con la boca es muy fácil decir yo voy a hacer esto o aquello, pero luego hay que hacerlo. El Dépor es un equipo de Primera, pero está en Segunda, y no se sube con la boca, se sube trabajando y sufriendo».

Esa apología del sudor no ha hecho crecer la popularidad de Anquela, mermada tras sendos 3-1 en casa de dos recién descendidos. «Le damos 17.000 vueltas a cada acción y decisión que tomamos. Unas veces estarán equivocadas y otras no -apuntó como cierre-. Yo lo que hago es respetar a todo el mundo, y mi trabajo lo respetan cuatro. Es algo que hay que vivir con ello. De entrenador sabe todo el mundo. Hay gente que te dice las cosas con respeto y otros sin él. El trabajo del entrenador hoy en día yo creo que no lo respeta ni su mujer».