Las bajas de jugadores con alto riesgo de lesión privan al Deportivo de recursos imprescindibles en el eje de la zaga y la delantera dada la confección del plantel
16 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Dos esguinces, ocho puntos. El Deportivo es colista de Segunda a la altura de la jornada 11, ha consumido ya un técnico en su enésimo proyecto de resurrección y sigue sin sello de identidad. Males que se explican apuntando a la planificación, la descompensación del plantel o las lagunas en el trabajo de los futbolistas y su entrenador, pero también echando un vistazo a la enfermería. Todavía da cobijo a dos recursos fundamentales, que recalaron en A Coruña con un cartel en forma de biografía donde se alertaba de su fragilidad. Michele Somma fichó por el Deportivo después de una campaña prácticamente ajena a los percances físicos. Una tregua tras dos cursos lesionado de gravedad. Un cruzado roto por pierna mientras militaba en el Brescia.
El joven central italiano reúne varios atributos necesarios para triunfar en su plaza. Entre la Juve y la Roma pulieron a un zaguero rápido e inteligente, dotado de una notable salida de balón. Como blanquiazul exhibió estas condiciones cada vez que tuvo oportunidad. Pocas, porque funcionó la mezcla entre Duarte y Marí, y porque en la única ocasión en que podría haber hilado tres duelos completos sufrió un percance muscular. Se perdió por ello la tragedia de Son Moix.
La fuga de talentos que siguió al revés de Mallorca pareció abrir por fin a Somma el hueco merecido. Le duró partido y medio antes de sufrir un esguince de rodilla que, pasados ya dos meses, se resiste a curar. Sin el salernitano, el Deportivo perdió fundamentalmente una vía autorizada para dar sentido al inicio de la transición ofensiva. Tarea que asumió Lampropoulos con el resultado ya conocido. El griego ha desperdiciado minutos de sobra como para probar qué virtudes llevaron a su contratación. De momento, solo ha demostrado manejarse con cierta solvencia dentro de su área para sufrir fuera de ella con y sin balón. Nolaskoain, reclutado para poblar la medular, lleva instalado en la zaga dos de los tres partidos que ha jugado desde que se recuperó.
Improvisación en la zaga
El Deportivo se movió en verano con la intención de no repetir lo sucedido hace unos meses, cuando Íñigo López recaló de urgencia en el club coruñés para evitar que un puesto tan importante como el eje de la zaga quedara en botas de futbolistas sin experiencia en la competición. La realidad se ha impuesto a las pretensiones, forzando ya el debut de Mujaid, la citación de Bourdal y la reubicación de Bóveda desde el lateral.
Mimbres inconsistentes para ensayar la salida al toque, cuya puesta en práctica ha resultado frustrante en este primer tramo de campeonato. Los rivales han vivido bien a costa de los errores del Dépor en la transición. Ni con Anquela ni en el estreno de Luis César se ha visto al equipo suelto en el traslado del cuero desde su área a la ajena, donde también se vive un drama fruto de la desconexión.
Junto a Somma, al margen del grupo, se ejercita desde hace tiempo Kone, quien cayó un mes más tarde que su compañero, víctima de otro esguince (este de tobillo) sufrido en una pachanga con el Fabril.
El marfileño ha visto lastrada su carrera por las lesiones. Este curso tuvo tiempo de anotar dos goles antes de caer y dejar al conjunto blanquiazul sin el punta que mejor se adapta a sus recursos, por mucho que prefiera jugar con un acompañante en el frente de ataque. Los dos disponibles para escoltarle son rematadores puros, que ahora se pierden en una propuesta que prioriza el acceso por el carril central, a falta de un centrador que ofrezca amplitud y profundidad por banda. Los extremos de mayor calidad actúan a pie cambiado y entre los laterales solo Salva Ruiz ha lucido precisión. El balance, desolador: Un solo disparo (fuera) de Santos en los últimos cinco duelos; otro (también fuera) de Longo en los últimos tres.