Koné como tabla de salvación

TORRE DE MARATHÓN

Alberto Losa

El marfileño regresa con fuerza al equipo, da el pase de gol a Jovanovic y es la gran esperanza blanquiazul

26 oct 2019 . Actualizado a las 21:28 h.

Hace 69 días, la afición deportivista se fue a la cama ilusionada con su nuevo Dépor. Había ganado al Oviedo (3-2), con fases de buen fútbol, con un Gaku imperial y un delantero marfileño como Koné que se ganó a Riazor en cada carrera. Poco, o nada, queda de aquella esperanzadora imagen. El equipo no ganó más partidos y ahora es justo colista de Segunda, con partidos tan lamentables como los últimos sufridos ante el Girona, Las Palmas o Málaga.

El japonés desapareció. Ni siquiera jugó un minuto en El Sardinero. Y el marfileño parece que vuelve con fuerza, después de una lesión de tobillo que se eternizó en el tiempo. Dispuso de unos simbólicos 7 minutos la pasada semana contra el Málaga, con el partido perdido, y volvió al once en un campo que le dio la oportunidad de asaltar el fútbol profesional, hace justamente un lustro.

Y es precisamente Koné, ahora mismo, la tabla de salvación a la que se agarra este Deportivo, inmerso en una dura tormenta en un océano que amenaza con hundirlo definitivamente. El de Bingerville pudo arreglar el desaguisado de la primera mitad, con una gran ocasión marrada que hubiera corregido el estropicio del gol de Yoda. Pero es que en la segunda se echó el equipo a la espalda, y no solo con sus características carreras al espacio. Estrelló un balón en el larguero poco antes de filtrar un pase medido a la espalda de la defensa, que permitió a Jovanovic empatar el encuentro.

El delantero deportivista amargó a Aitor Buñuel, al que noqueó, lo que aprovecharía Salva Ruiz para encontrar un carril de alta velocidad por el flanco izquierdo del ataque deportivista.

Pelotazos de seguridad

Koné brilló en un Deportivo con el síndrome de Robert Louis Stevenson. El del extraño caso del doctor Jekyll y míster Hyde. Perpetró una primera mitad preocupante, en la que el equipo confundió la seguridad con el abuso de pelotazos (22 en el primer período, uno cada dos minutos, de los que 14 los acumularon los dos centrales).

En la segunda se vio otro Dépor. Con un Peru más dominador de la medular y un Koné que se confirma como la gran esperanza de la recuperación blanquiazul.