Las premonitorias lágrimas de vergüenza de Paco Zas

TORRE DE MARATHÓN

César Quian

14 dic 2019 . Actualizado a las 20:03 h.

«Fui recogepelotas, jugué en las categorías inferiores, en el Fabril, llegué a vestir la camiseta del primer equipo... He sido presidente y ahora toca irse». Así iniciaba el pasado jueves Paco Zas su discurso en la cena de Navidad del Deportivo. Poco más pudo decir. La voz se entrecortó. De sus ojos comenzaron a brotar lágrimas. Y el todavía dirigente blanquiazul tuvo que interrumpir su discurso ante el aplauso generalizado del comedor en el que tenía lugar la reunión.

Eran lágrimas premonitorias de un hombre que lleva semanas sufriendo lo indecible. Del que presentó el lunes su renuncia como gesto de asunción de responsabilidad. De quién ve cómo su proyecto puede pasar a la historia negra del Deportivo. De alguien que parecía saber que su adiós no arregla nada hasta que este Dépor consiga reiniciarse. Lágrimas premonitorias y de vergüenza de quien es consciente de que ni él, ni el director deportivo, ni el entrenador, ni la plantilla han estado a la altura de la historia del Deportivo.