El nuevo técnico exprimió su semana de trabajo, centrándose en dotar al Deportivo de un empaque defensivo que anuló al Numancia y allanó el crecimiento de varios de sus futbolistas
06 ene 2020 . Actualizado a las 21:08 h.«Antes de salir del vestuario». Ahí se decide un partido. «Decides dónde te vas a parar, dónde quieres recuperar la pelota». Fernando Vázquez hizo el viaje de ida con una duda en la cabeza. «Esa decisión no la tengo tomada, esta noche lo iré pensando». Ya en Soria vio la luz y «antes de salir del vestuario» se la transmitió al grupo: alrededor de Dani Giménez; replegados. El Deportivo, urgido de victorias, plantó la línea lo más lejos posible del gol del triunfo. Pensó el míster que era el momento de ganar de una manera única esta campaña. El colista, conjunto más goleado de la categoría, salía a impedir que le tocaran la nariz en casa del cuarto local con mejores números del torneo. Se llevó los tres puntos por la vía del Alcorcón y el Zaragoza, los otros dos conjuntos que asaltaron este curso Los Pajaritos. Ambos, por 0-1. Nada que ver con el 3-2 y el 2-1 de los anteriores éxitos blanquiazules. Vázquez, enamorado de los números, se sabe las cuentas de la permanencia. 36 puntos en una vuelta que son ya 33 porque al Numancia le venció un equipo nuevo construido con antiguos mimbres.
portería
Dani Giménez, sin estrenar apenas sus guantes
Minuto 66. Falta a favor del Numancia en campo propio, balón larguísimo hacia el área y prolongación que caza Derik, estorbado por Montero. El cabezazo, flojo y centrado, acaba entre los brazos de Dani Giménez, que monta la contra sacando rápido. Así se desarrolló y quedó resuelta la única ocasión soriana. Todo lo demás fue un chut lejano de Curro, al poco de arrancar el duelo. Solo el Almería le había creado menos peligro al Dépor esta campaña, y entonces los coruñeses ejercían de locales.
centrales
Mujaid por alto, Montero cruzando líneas
Los futbolistas de Carrión se atascaron frente a la línea de tres centrales de los coruñeses, en la que Somma actuó de corrector de sus dos bisoños acompañantes. El italiano apenas participó en fase ofensiva (fue el visitante que menos tocó balón de entre quienes completaron el duelo) pero estuvo impecable al corte. Aunque la mejor noticia llegó a su derecha. Allí se ubicó Mujaid, abandonando el carril para retornar al eje de la zaga. En el escoramiento del fabrilista habían pesado sus flojas prestaciones en el juego aéreo. Acusación (con pruebas) que el riojano desmintió en Soria. Venció en la mitad de sus duelos por alto y contribuyó a anular a Higinio. Asunto mayor, porque el punta local figura entre los cuatro mejores de la categoría en la pelea por balones llovidos. Frente al Dépor se llevó solo seis, en 17 disputas.
El tercer elemento precisaba también expiar pecados del pasado. Montero, varias veces señalado por errores de bulto, facilitó una vía a la izquierda por su condición de zurdo. Intervino poco en el inicio de jugada, pero destacó por su precisión (82 %) y recorrido. La compañía facilitó sus incorporaciones hacia campo rival, donde además de filtrar un gran pase hacia Valle (la acción murió en un remate flojo de Aketxe) se convirtió en el jugador que más remató (tres veces) si se excluyen las faltas directas.
carrileros
Bóveda más que Salva, y el inevitable segundo lateral
Se perdió el último cuarto de hora, pero solo Peru y Aketxe participaron más veces que Bóveda en el juego coruñés con pelota. Bergantiños fue el único que superó su 84 % de acierto. El mapa de calor del lateral vizcaíno, forzado a ejercer de carrilero pese a no ser un virtuoso en fase ofensiva, lo sitúa asiduamente en campo contrario, aprovechando los arrastres de Aketxe. Entre ambos escoraron el campo hacia la derecha cuando la bola circulaba entre los visitantes. Apenas se prodigó en ataque Salva, centrado en labores de contención hasta cuando Fernando Vázquez envió al otro Ruiz al campo, doblando los laterales en una de sus recetas clásicas.
doble pivote
Nolaskoain al mando, con multitud de guardaespaldas
A disparar el dominio del ala derecha en las filas blanquiazules contribuyó decisivamente Nolaskoain, completando la trinidad vasca. Si Aketxe se dejaba caer para construir, Peru ganaba metros; si Bóveda doblaba por el carril, Peru pisaba el área. El centrocampista probó su fenomenal sentido táctico, estirando al 20 el gran nivel con el que cerró el 2019. Fernando Vázquez eligió (forzado también por las bajas) dejar la medular en doble pivote y no echó en falta un trío. La presencia de Bergantiños y cinco zagueros alivió la carga de los jugadores de mayor talento creativo.
frente de ataque
Aketxe y Valle para el apoyo y el disparo, Mollejo para todo
A esta última especie pertenece el 10 del Dépor, liberado para contribuir en la generación de juego y llevar peligro con su disparo. La réplica se la dio Valle, menos dotado para el diseño de jugadas, pero feliz cuando el plan le exige menos desmarques de ruptura y más de apoyo.
El tridente lo coronó Mollejo, en quien Fernando Vázquez ha encontrado prestaciones que no le dan ni Santos ni Longo. Difícil igualar la intensidad del futbolista prestado por el Atlético, que ni siquiera se resiente en el juego aéreo. Su metro setenta y cinco le dio la mitad de las disputas y pese a rematar una sola vez, logró decidir el encuentro.