Tras tres victorias consecutivas en Liga, Fernando Vázquez comienza a conocer sobre qué futbolistas puede hacer recalar mayor responsabilidad hacia el objetivo de la salvación. Ante el Racing de Santander rescató a Gaku Shibasaki tras un largo tiempo de recuperación de su lesión, introdujo al recién llegado Sabin Merino y volvió a dar protagonismo a Koné. ¿Comienza Vázquez a formar su bloque duro?
La importancia de tomar decisiones
Está claro que Fernando Vázquez ya ha encontrado una base con la que crecer, pero hay que decir que hemos visto que ha hecho cambios con respecto al equipo que también ganó en Soria y que incluso, con el encuentro en juego, ha tomado decisiones desde el minuto 27, con la primera sustitución. Por eso este es un día para sentirse orgulloso de ser entrenador. Porque se ve que se toman decisiones que cambian dinámicas. Es evidente que ya hay una base sobre la que asentar cosas y a la que habrá que sumar los jugadores que falten por venir. Es indudable que a los nuevos les costará menos entrar ahora porque lo harán con menos presión.
Fernando ha recuperado para la causa a jugadores. Pero también es curioso que los mejores minutos de Aketxe, por ejemplo, pasen con Çolak sobre el campo. L a asociación de los buenos. Jugadores que no estaban rindiendo al nivel que tienen, pero que ahora aprovechan dinámicas positivas para emerger. Mujaid es otro caso significativo. Estuvo solvente, sin las dudas que transmitía antes. Al final, todo es cuestión de organización.
Autor
José Manuel Pose es profesor de la escuela gallega de entrenadores
La resurrección de muertos vivientes
Cuando Fernando llegó a A Coruña avisó: «Yo no soy un mago, no tengo una varita». Es posible que tenga razón, aunque los hechos demuestran lo contrario. Ha confeccionado ya un equipo de hombres, en donde solo había cadáveres sobre el campo, arrastrando un escudo campeón. Falta todavía por ver cómo quedará la plantilla de aquí al 1 de febrero, pero ya ha logrado hilar un equipo con el que agarrase, como poco, a Segunda, resucitando muertos. Salvo Montero, que sigue demostrando que le falta madurez emocional para jugar a esto, la parte de atrás parece clara. A partir de ahí, el de Castrofeito recuperó a un Gaku renacido y encontró un sitio en el que realmente Aketxe es futbolista, con mayúsculas, y no solo un ejecutor de faltas. Si a eso se le suma que los fichajes [Sabin y Çolak] han caído de pie y que Koné es de lo poco salvable del nefasto arranque, el equipo ya casi le queda hecho al bueno de Vázquez, de aquí a las próximas jornadas. Un once al que luego habrá que añadir, amén de fichajes, especialistas como Mollejo o Álex. Fernando ya tiene equipo y Riazor se lo cree.
Autor
Iván Antelo es periodista de La Voz de Galicia
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