Nada para a Merino, en estado de gracia

TORRE DE MARATHÓN

César Quian

Sabin anotó su cuarto tanto en otros tantos duelos y ya le ha dado ocho puntos a su equipo, que sueña en grande

01 feb 2020 . Actualizado a las 21:06 h.

«Dios te salve Merino, lleno eres de gracia, el gol está contigo...». Así podría comenzar la oración que los fieles que casi llenaron Riazor en el partido contra el Las Palmas deberían rezar a su nuevo ídolo. Porque el jugador vasco volvió a ser decisivo en un nuevo triunfo del Deportivo, que marcha embalado hacia la zona tranquila de Segunda División, después de resurgir de la mayor de las profundidades del infierno. El canterano del Athletic, que apenas lleva tres semanas en A Coruña, ha caído de pie en el Dépor y ya acumula cuatro goles en otros tantos partidos. Él solo le ha dado ya casi más puntos al cuadro blanquiazul que los que el equipo había sumado en las veinte primeras jornadas. Porque sus goles le han brindado ocho puntos a un Dépor que apenas contaba con 12 antes de aquel duelo tormentoso contra el Tenerife, en donde comenzó la reinserción con un gol de Peru.

Tiene mérito lo de Sabin, un jugador que solo había marcado 6 goles en el fútbol profesional desde su salto al primer equipo del Athletic en el año 2015. Llevaba sin marcar desde el 23 de octubre del 2016 y fue vestir la blanquiazul (con rayas horizontales o verticales, ya da igual) y pasar por la piedra al Racing, Cádiz, Albacete y Las Palmas. Un poder mental demoledor, que le ha llevado a anotar goles como el del Belmonte, en el que marcó con la barriga solo por el hecho de creer que podía llegar a un balón que ya controlaba el zaguero local.

Contra el Las Palmas, el bueno de Sabin volvió a meterse otra paliza de esas que gustan a cualquier afición. Corrió y corrió detrás del balón cuando el equipo canario dominaba y amenazaba con asaltar el fortín de Riazor. Y, con todo, no le pesó para buscar el remate con el poder de convicción que le caracteriza en cada balón al área. La chilena que intentó en los primeros compases levantó la admiración de Riazor a pesar de no engancharla.

El equipo de Mel perdonó y Merino envió a la red la primera que tuvo en condiciones. Otro centro genial de un renacido Aketxe, que ahora tiene un socio con el que asociarse con balón, Çolak. El mediapunta le pone además intensidad en donde antes solo se intuía frialdad y desconexión.

A Sabin Merino solo le faltó meter la puntilla para salir a hombros de Riazor. Tanto con 1-0 como con 1-1 tuvo ocasiones para marcar, pero su cabeza ya no regía con la velocidad del inicio. Su desgaste fue tal, que acabó el partido en el suelo lesionado. Su físico le abandonó, pero en su retirada Riazor le despidió como un héroe.

Con Sabin en estado de gracia, Aketxe renacido y Peru en modo gladiador, al deportivismo ya solo le faltaba por gozar con el cuarto vasco, Eneko Bóveda, que acabaría siendo el autor del tanto de la victoria con un remate en el segundo palo, tras una gran jugada trenzada entre Çolak y Mollejo.

Seis de seis y Riazor se lo cree. Con Sabin y los demás.