Irureta, Donato, Fran, Turu Flores, Scaloni y Manuel Pablo: los héroes de la Liga del Dépor la reviven confinados para La Voz

Alexandre Centeno Liste
alexandre centeno A CORUÑA / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

La Voz

Así recuerdan el día en el que dieron el primer título liguero a Galicia

19 may 2020 . Actualizado a las 12:44 h.

Apenas faltaban unos minutos para las once de la noche del viernes 19 de mayo del año 2000 cuando Mora, portero del Espanyol, observa que un grupo de aficionados salta al campo. Está tranquilo. No iban a hacerle nada. Su problema es que no eran capaces de aguardar que el árbitro pitara el final del partido. Pero echa a correr camino del vestuario. Quedaban unos instantes para cumplirse el minuto 90 y el césped de Riazor comienza a llenarse de hinchas. José María García-Aranda Encinar —el línea de la semifinal de Copa contra el Valladolid y el árbitro de la Copa frente al Valencia— no se lo piensa dos veces: pita el final y deja que Galicia celebre su primer y único título de Liga.

Veinte años después, Javier Irureta, entrenador de aquel equipo de leyenda, y cinco de sus principales baluartes —Donato, Fran, Manuel Pablo, Scaloni y Turu Flores— se reencuentran durante la noche del pasado jueves para recordar aquel día, aquel año, aquella etapa que hizo al Dépor aún más grande.

Dos décadas han pasado pero el grupo mantiene esa noche en la memoria y, sobre todo, «una amistad que quedará para siempre», enfatiza Lionel Scaloni, actual seleccionador argentino, antes de dirigirse al que fue su técnico con un sonoro: «El trivote, Jabo, el trivote».

Irureta se desternillla: «Mira que has aprendido tú conmigo eh... Pero mira he tenido jugadores que han llegado lejos como entrenadores: Quique Setién, Valverde, Imanol, Emery... Pero nada menos que seleccionador. Yo te veía delateral o más avenzado, pero un día me viniste, que faltaba un mediocentro y allá sales tú: ‘Míster, que juego yo’, Y vaya si jugaste», inicia Irureta ante el argentino para valorar el grupo humano con el que se está reencontrando: «Estos cinco eran de los mejores del vestuario. Tengo que reconocerlo. Y es verdad. No miento».

«Estos cinco eran de los mejores del vestuario», Irureta

«¡Yo es que no me creo que hayan pasado 20 años!», sonríe Manuel Pablo. ¿Y qué recuerdan cada uno de aquel día? Algo que al deportivismo le costará creer. Que nadie dudaba de que el título se iba a quedar en A Coruña. Quizá Donato y Fran, supervivientes del final de Liga de 1994 un poco, más por lo sufrido que por falta de convicción.

«Quizá el partido empezó con nerviosismo, con el Espanyol atacando. Pero llegó el gol en el minuto 4 y la cosa cambió totalmente. Hubo un desahogo de la afición», comienza a describir Donato. Fran le interrumpe: «Ese gol fue liberarse de la presión tremenda que teníamos los que habíamos estado el día del famoso penalti. El ambiente en Riazor, un día más, era espectacular. Y al final, nos quitaron todo lo que llevábamos: botas, espinilleras, pantalón, salvo los calzoncillos» (risas).

Turu tiene una visión más clara y tranquila: «Unas siete u ocho jornadas antes de acabar, yo notaba al grupo muy bien. Fuerte. Tranquilo», palabras que apoya Scaloni, primero tirando de ironía: «Yo el partido lo vi, como casi todos, en el banco, porque jugaba poco», comenta haciendo un guiño a Irureta. Pero aporta una clave:«Era imposible que se escapara» «Era imposible que se escapara. Porque desde hacía semanas, el Barça fallaba antes que nosotros. Recuerdo un 0-2 del Rayo en el Camp Nou, que vimos en el hotel. Estaba claro que la Liga era nuestra». Hasta el entrenador, poco aficionado a alegrías, se veía campeón de antemano: «La creencia empezó a nacer en mí en la segunda vuelta. Tuvimos unos partidos fuera seguidos que lo hicimos muy bien. Creo recordar, que a partir de entonces, empecé a creer más, más y más que podía ser. Veía las caras de los jugadores y notaba la confianza en el equipo. Recordaba a Fran y los que habían estado anteriormente, que muchas veces se pierde porque el fútbol es así».

Llamada de Maradona

Un partido y una imagen en la retina, que para Manuel Pablo fue la llegada al estadio de Riazor: «Íbamos en el bus y el ambiente era espectacular. Luego, el campo lleno de papeles. Creo que tardamos incluso un rato en poder empezar el partido». Para Turu ese recuerdo imborrable llegó al final. Y le emocionó. «Primero llegué al vestuario y estaban los peluqueros para teñirnos de rubio (risas al recordarlo). Y luego me saludó en vivo y en directo Maradona. Fue algo muy especial», recuerda.

Una Liga ganada con 69 puntos, que años después hubo quien intentó desprestigiarla. Como Florentino Pérez, presidente del Real Madrid. Para él también hubo un recuerdo de todos, pero especialmente de Turu Flores: «Florentino puede decir que ganamos una Liga de pocos puntos, pero vino el Madrid y se comió cinco», enfatizó ante el aplauso generalizado. «Eso, eso y durante años nunca ganaban aquí», insiste Irureta.

El vasco insiste mucho en que el éxito de aquel grupo no fue solo aquella Liga, sino los años siguientes. Y en que «hoy en día es impensable volver a vivir algo así. En Inglaterra, el Leicesterlo ganó la Premier un año y ya está. Pero nosotros estuvimos cinco años en Champions. En la vida hay  muchos negacionistas, que hasta dicen que no existe la pandemia ni nada. En el fútbol tambien. Hasta los de Vigo tienen la coña de decir que solo 'tenéis una Liga más que nosotros'. Como si fuera fácil. Ganamos en el campo del Arsenal, del Manchester, fuimos el primer equipo español que lo hacía en el viejo campo del Bayern, la Juve... Éramos un gran equipo pero no llegábamos a tener la trascendencia económica de otros. Cuando yo jugaba, podías tener dos extranjeros, luego oriundos... Pero te limitaban. Ahora, los grandes pueden tener seis, siete u ocho de los mejores. Así es imposible», reflexiona Irureta.

Setenta y dos años cuenta ya el entrenador vasco y, desde su retiro, recuerda las numerosas plantillas que tuvo, tanto en el Dépor como en los muchos equipos que entrenó. Y la que ganó la Liga la destaca por muchos motivos. Sus discípulos le dan la razón: «El vestuario era muy bueno. Cada uno sabía su papel dentro y fuera del campo», inicia Donato. Le sigue Scaloni: «Es que no era solo el equipazo que teníamos. Yo me iba a comer a casa de Manuel Pablo, como si fuéramos hermanos. Con el Turu, qué decir. Salíamos todos a cenar una vez a la semana y hacíamos piña. Sé que ahora eso se ve mal y si te pillan un poco más tarde de una hora te miran mal. Pero creo que ese es un punto a favor. Además de que teníamos enormes futbolistas»

«El vestuario era muy bueno. Cada uno sabía su papel dentro y fuera del campo», señala Donata

«Y era difícil que hubiera buen ambiente en una plantilla con muchas nacionalidades distintas —interrumpe Flores—. Pero teníamos mentalidad ganadora y todos tirábamos para el mismo lado». «Y que cada uno sabía su rol y no lo discutía», apunta Manuel Pablo.

Irureta eso no lo tiene tan claro: «Sí, sí. Pero había que decirle a Makaay que jugara a la derecha y no te digo lo que me decía...», se ríe. «Teníamos varias competiciones y había que rotar, ¿qué queríais que jugaran siempre los mismos? Recuerdo, años después, que para mi Fran siempre fue titular indiscutible. «Fran para mí era indiscutible»Pero el día del Milan puse a Luque, porque había que marcar goles y lo hizo. Luego salió él y también. Quizá si lo pusiera al principio, no habría marcado... Pero Fran para mí era indiscutible», sentencia el técnico ante la rápida intervención de Turu Flores: «Sí, Fran era indiscutible, pero en la Liga jugué yo más que él». Y la carcajada general demuestra, una vez más, el buen ambiente de la conversación.

El trivote

Y cómo no, si de titularidades, tácticas y fútbol se habla, el trivote no podía pasar por alto en la temporada de la Liga. «Siempre era fiel a su sistema, pero en Bilbao le dio un ataque de entrenador y puso a Jokanovic, Flavio y Mauro. Al día siguiente todo el mundo hablaba de eso», adelanta Manuel Pablo. El míster se resiste: «No, no... Mucho se hablaba entonces, pero ahora ves a todos los equipos y juegan así. Yo apenas lo puse alguna vez». Lo apoyan Fran y Donato. Hasta que Scaloni alza la voz: «Sí alguna vez, unas cincuenta», dice entre risas, pero sale en su defensa, explicando que la gente no lo entendía a veces porque veía que quedaban fuera jugadores como Djalminha o Valerón, pero que era importante en determinados partidos.

Y el extécnico insiste: «Mi idea siempre fue tratar de jugar hacia arriba, con tres, cuatro o cinco jugadores que pudieran hacer gol. Y luego, valerte de la estrategia para que los centrales pudieran marcar a balón parado. Porque no iba a esperar a que Manuel Pablo me hiciera gol». Da pie a la broma. Cómo no, Scaloni recoge el guante: «Manuel, ¿cuántos goles metiste durante tu etapa el Dépor». «Tres golazos», responde el canario. Turu no puede sino intervenir: «¿Tres goles en veinte años de carrera?». Su amigo responde: «Sí, pero tres golazos. Dos en Copa y otro en Santander, que marcamos Fran, Valerón y yo... ¿Dónde estábais los delanteros?», asunto zanjado.

Porque aquel equipo tenía jugadores de talla mundial, que jugaban de Memoria: «Fran y Romero siempre hacían lo mismo, peroles salía», adelanta Manuel Pablo. Scaloni sale rápido al quite: «Sí, Romerito se la pasaba a Fran y este sin mirar ya sabía que iba corriendo la banda y se la devolvía. Jugábamos de memoria». Y en ese instante comienzan a recordar futbolistas con los que «era fácil jugar». «Cualquiera -dice Fran- podría ser titular», a lo que Donato responde con una anécdota: «Un año en Bilbao teníamos que ganar y va y retira del campo a Fran para meter a Capdevila. Naybet y yo nos miramos y le dije: '¿Pero este tío qué hace?'. A los pocos minutos, marca Capdevila. Y, claro, gran cambio, había que callarse la boca». Irureta se parte de risa.

El hispanobrasileño y el marroquí formaron una de las mejores parejas de centrales quizá de la historia de la Liga. Los laterales lo confirman: «Jugar con ellos era fácil, porque podías subir, no tenías que estar ahí pendiente, como con otros, que no te dejaban mover». Donato interviene: «Bueno, a Scaloni, le tenía que decir al principio que no subiera todo el rato, que quedaban muchos minutos. Era todo para arriba». El argentino responde con una sonrisa: «Es cierto porque yo no era lateral, pero me ayudó mucho. Tú y Naybet dabais mucha tranquilidad. Lo que tuviste que ser con 28 años. Tenías que haber jugado cien partidos con la selección española. Yo recuerdo que me retiré con 37. Y cuando tenía 35, ya me cansaba solo de posicionarme y decía: 'Pero, ¿cómo haría Donato?'. Qué equipazo teníamos. Es que luego estaba Mauro. ¿Qué voy a contar de él? Como sabéis, en el cuerpo técnico de la selección tengo a Ayala y Aimar, que jugaron en el Valencia y, a veces, recordando tiempos me dicen: 'Es que cuando íbamos a Riazor no llegaba con correr. Sabíamos que íbamos a sufrir'», setencia el técnico argentino. 

Y entre recuerdos, nostalgia y bromas, el sexteto de campeones disfrutó de una hora de reencuentro. Tras admitir todos ellos que, el año de la Liga no fue el de mejor juego, pero sí el mejor personal por lo que supuso el título, comenzaron las despedidas cariñosas —Turu se había desconectado sin querer—.

«Ojalá el Dépor no gane otra Liga sino tres más», Leo Scaloni

La de Donato, un brasileño que «tuerzo mucho por Argentina que tengas mucha suerte Leo. Te quiero». La de Fran: «Fue un gusto recordar con esta gente tan maravillosa, que queda demostrado el buen ambiente que había». La de Manuel Pablo: «Siempre es divertido escuchar las batallas». La de Irureta: «Os deseo a todos lo mejor». Y la de Scaloni, quien tras insistir en lo agradecido por poder compartir un rato con sus excompañeros y su entrenador lanzó un mensaje en nombre de todos: «Sé que la situación es difícil, pero ojalá el Dépor no gane otra Liga sino tres más. Los quiero a todos. Y no digo más porque me emociono».

Fue el adiós de seis hombres que simbolizan una plantilla y el sueño de una ciudad que el martes hará 20 años que fue campeona de Liga.

Y tú, deportivista, ¿cómo recuerdas el día que se ganó la Liga?