Irene Lozano llega tarde a un asunto clave para el fútbol español

TORRE DE MARATHÓN

Óscar J.Barroso

27 ago 2020 . Actualizado a las 17:10 h.

Cualquiera sabía que el caso Fuenlabrada amenazaba con poner el fútbol español patas arriba si no se ponía freno a la escalada del presidente de la Liga, Javier Tebas, en su defensa a ultranza de un final de liga adulterado que perjudicó al Deportivo. El CSD también lo intuía hace más de un mes. Por eso el 22 de julio, cuando el escándalo del viaje del equipo madrileño, con el beneplácito del jefe de la patronal, abría los Telediarios, censuró la gestión de desplazamiento a A Coruña. Después, llegó el silencio y nada más se supo de Irene Lozano, secretaria de Estado para el Deporte, ocupada en no se sabe muy bien qué mientras los comités e instituciones con más poder del fútbol español avanzaban en el pulso sobre cómo resolver el conflicto del futuro de la Segunda y la Primera División. Porque el problema del Fuenlabrada, enquistado en una maraña de instancias, ya es el problema del fútbol español. Solo un irresponsable, un ingenuo o un cobarde deja pasar los días para que las cosas se resuelvan solas.

Lozano convoca ahora por carta a la Liga y a la federación y llaman la atención varios detalles de su tardía reacción. Que asuma el compromiso de finalizar el acto con un calendario impuesto por la institución que lleva cinco semanas silbando —«el CSD garantizará que al final de esa reunión se disponga de dicho calendario»—, que delegue la asistencia a la cita en el director general de Deportes, Joaquín de Arístegui —al que muchos consideran muy afín a Tebas—, y que evite asumir el liderazgo del pacto —quizá porque no quiere quemarse en un asunto que ya ve perdido—. Pero la responsabilidad de Lozano no termina el jueves. Si alumbra una chapuza, con una Segunda de 22 equipos que luego se enrede en una escalada de recursos y que podría paralizar el fútbol sin que haya promovido con valentía un acuerdo, ella será igualmente culpable. Por mucho que el CSD haya pretendido situar a Tebas y Rubiales como únicos responsables de un desacuerdo. La presidenta del CSD delegó el estudio de la Segunda de 24 en el subdirector de Alta Competición, Carlos Gascón, y ahora envía a la reunión clave a De Arístegui. En época de vacaciones, sigue perdida.