Con un campo helado como coartada, abandonó el Ruta de la Plata sin generar juego ni peligro y concluye la primera vuelta a cinco puntos del líder

Xurxo Fernández
Redactor

A cinco del líder y sin entrar en calor. Solo el acta arbitral registró la accidentada visita al Ruta de la Plata de un Deportivo que no compareció. Anulado ya antes del pitido inicial. El sorteo sirvió para elegir terreno y definir guion. En la primera parte tocaba patinar arriba y sufrir atrás. Los coruñeses aceptaron sin rebelarse y no improvisaron ni una línea en su papel. A los dos minutos, Ramos ya había desarbolado a Mujaid con una finta sencilla de la que el riojano se recuperó justo a tiempo para evitarle un disgusto a Abad. El segundo intento de amargarle la tarde al meta fue más allá: Perero llegó a chutar sin oposición, aprovechando un pase filtrado de Juanan y obligando al portero a intervenir. El tercero acabó en la red.

A los diez minutos se produjo una nueva incursión local, obsequiada por una pérdida de Gandoy. El coruñés redondeó la pifia permitiendo a Vallejo centrar sin estorbo para colocar el cuero entre Granero y Mujaid. Allí apareció Adri Herrera para cabecear a gol. Rentabilizaba de inmediato el Zamora el factor campo, la ventaja de atacar sobre el fondo norte, donde a veces pega el sol. El sur, siempre a la sombra, quedaba para Rui Costa, Mosquera y Adri Castro, que no supieron descifrar la situación. Los fabrilistas intervinieron poco, casi siempre lejos del área rojiblanca. El portugués tocó más veces el balón. Demasiadas; siempre empeñado en conducir.

El césped helado entorpecía las acciones individuales, consumidas en el embudo de la frontal. Los carriles se emplearon mal. En el derecho, Valín perdió todas sus batallas personales; en el izquierdo, Salva Ruiz apenas se metió en un par. Pocas, a juzgar por el resultado, ya que de una ellas salió la única ocasión del Dépor en la primera mitad. El lateral alcanzó trastabillado la frontal, y allí soltó un derechazo que Mapisa repelió por los pelos en dirección a Adri Catro. El punta chutó demasiado a la derecha de la portería rival.

Así se consumieron todos los recursos del conjunto blanquiazul, enredado por el orden zamorano y sin más argumentos que los inocuos desplazamientos en largo. Varios de los de Abad se perdieron directamente por banda y los de Granero y Bergantiños fracasaron ante la talla de los zagueros locales. Borges tampoco fue esta vez la solución, aunque se empeñó en intentarlo mientras Gandoy optaba por desaparecer.

El anfitrión estuvo mucho más suelto y eligió los costados para transitar y llevar el balón al área a través de centros muy difíciles de defender. Por fortuna para los de Fernando Vázquez, ninguno encontró rematador y la ventaja del oponente aún era mínima cuando la zona de ataque se intercambió.

Sin embargo, el Zamora llegó resabiado al trueque y contrarrestó las diferencias intentando obligar a todo el mundo a jugar en la misma porción de césped. David Movilla plantó su defensa bien alta, fiado a la torpeza blanquiazul al combinar y a la incapacidad manifiesta de Rui Costa para romper el fuera de juego sin la ayuda del VAR.

Con las bandas aún selladas por voluntad propia, el carril central siguió siendo el atolladero del primer tiempo, y el Deportivo no llegó a probar a Mapisa. El banquillo tampoco produjo novedades porque Vázquez apenas lo movió. Nacho González apareció para seguir ausente y Barba solo asomó cinco minutos cuando se lesionó Gandoy. Los locales disfrutaron de alguna contra para sellar el triunfo. No consumaron ninguna, permitiendo al duelo morir con una incertidumbre ficticia. El favorito nunca tuvo opción.