La baja de Héctor le coloca como candidato a titular en el duelo ante el Zamora
20 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Protagonista sobre el césped de los sinsabores más recientes, a Salva Ruiz (Albal, 1995) el cambio de tendencia le ha cogido en el banquillo. La irrupción de Héctor Hernández ha coincidido con el mejor Deportivo de la temporada. Con este último con problemas físicos, al exfutbolista del Valencia se le vuelven a abrir las puertas del once.
—Ha vuelto a salir el sol.
—Sí. El partido del Pontevedra nos dio bastante confianza, era una final. Uno de los partidos más importantes de la historia reciente del Deportivo. Eso se transmitió a Vigo el otro día. El equipo hizo muchas cosas bien, no dejó que el Celta B hiciera el juego alegre que venía haciendo, les dimos pocas oportunidades y además tuvimos ese acierto que nos estaba faltando.
—La mancha a nivel personal es que ese momento llegue cuando usted no está jugando.
—Sí. En las últimas jornadas el míster se ha decidido por Héctor y yo vengo trabajando para intentar hacerle cambiar de parecer.
—¿No fastidia eso?
—Hombre sí, un jugador siempre quiere estar en el campo. Y más cuando las cosas salen bien. Pero como te digo, estoy dándolo todo en los entrenamientos para hacer cambiar de opinión.
—Además, hay cierta euforia con la irrupción de Héctor, ¿lo nota?
—Somos jugadores diferentes. Cada uno aporta sus características y eso es bueno para el equipo. En cada posición del campo hay, mínimo, dos jugadores que pueden hacerlo bien y es bueno para el equipo que tenga diferentes características cada jugador y que luego se demuestre el fin de semana. Es verdad que ahora ha coincidido que las cosas han ido bien y ya está.
—¿Pero nota ese apoyo que está teniendo Héctor?
—Tiene que ser así. Sé que ha habido momentos muy difíciles. Pero la afición debe intentar tanto en las buenas como en las malas apoyar al jugador. Intentar animarlo. Y si puede ser, más en los momentos difíciles. Si estamos aquí es por algo, porque hemos hecho las cosas bien en algún momento y dentro del club han confiado en nosotros y eso quiere decir que algo tendremos. Luego nos toca a nosotros demostrarlo y, si en un partido no puede ser, pues al siguiente dar más todavía y en los entrenamientos seguir mejorando.
—Usted que ha estado sobre el campo en los momentos más complicados, ¿ha echado de menos más apoyo?
—No, yo intento evadirme de lo externo, concentrarme en mí y en mi entorno. Este año es complicado por el coronavirus y no hemos tenido el apoyo de la afición, que nos hubiera venido muy bien su calor. Dentro de esta Segunda B somos de los equipos que puede notar más esa diferencia por la masa social que tiene el Deportivo. Fuera de lo que es los partidos y el estadio, intento evadirme.
—Es que sin ese «feedback», es fácil acabar cayendo en la trampa de que la realidad está en las redes sociales.
—Sí, el verdadero termómetro está cuando llegas al partido y la gente te aplaude, surge el runrún o aparece el nerviosismo. Ahí está la realidad y no lo que en este momento pueden decir las redes sociales en las que muchas veces, la gente que escribe, es la que critica y no la que elogia.
—Veremos lo que pasa con Héctor, pero en este momento usted sería titular ante el Zamora. ¿Se siente preparado?
—Sí. Vengo entrenando fuerte desde hace tiempo. No tengo problemas físicos desde el partido de la primera vuelta ante el Compostela, que fue mi mayor problema sobre todo en la segunda vuelta del año pasado. Yo creo que estoy preparado y si llega la oportunidad estaré ahí para lo que quiera el míster. Tenemos estos diez días para trabajar y nos vendrán bien tanto en lo colectivo como a mí a nivel personal.
—Los partidos importantes conllevan dosis de presión, ¿a usted le pesa la presión?
—Partidos así son los que nos gusta jugar desde pequeños.
—Sí, pero hay algunos que se hacen pequeños con la altura.
—Sí, hay de todo. Pero, a la gran mayoría, lo que nos gusta desde pequeños es jugar partidos así. Cuando eras un chaval, jugar partidos en torneos por ahí contra el Madrid, el Barça, el United. Lo que nos gusta es eso. Por ejemplo, el partido contra el Alavés. El equipo se creció, hizo las cosas bien y viendo las características de nuestros jugadores, creo que puede ser algo beneficioso.
—Habla de Barça, United o Madrid. Pero es que el envoltorio es el Zamora.
—Sí, pero es el líder de la categoría. Creo que en la ida fueron superiores y el grupo tiene ganas de demostrar que puede llevarse los tres puntos. El equipo se ve capacitado y tiene ganas de que llegue el domingo que viene.
—Últimamente parece que todo sale bien en los entrenamientos.
—Sí. Hablando ahora al final, ha habido un par de tareas que han sido de lo más fluido y dinámico de todo el año. Pero es un poco de todo. El trabajo que tenemos detrás y la confianza. Y la cabeza.
—Pero ya se escuchan más «muy bien» que correcciones.
—Sí. Hubo un par de semanas duras. La derrota del Coruxo y del Compos nos hicieron bastante daño. La del Racing también, en un partido igualado. Había un poco de falta de confianza y estos dos resultados nos han dado la vuelta. Y no solo eso, todo el trabajo que venimos haciendo desde hace un par de meses sale cada vez más fluido. Viendo lo que quiere el míster, creo que no es algo de un día para otro. Poco a poco se va viendo una evolución clara.
—Los laterales han sido muchas veces foco de las críticas, parece una posición especialmente sensible.
—Los laterales cada vez son más importantes en el fútbol. Antes la mayoría se dedicaban a defender y eran más un apoyo que una solución o un arma ofensiva. Ahora un lateral tiene que hacer de todo y cada vez estamos más exigidos. Eso es bueno pero también implica su parte negativa. Si no eres un jugador completo pueden llegar las críticas.
—Usted por edad ha vivido todo esa era de tránsito, de ser casi un relleno a pieza fundamental.
—Cuando yo era pequeño, en el Valencia estaba Del Horno y me fijaba mucho en él. O en la selección estaba Capdevila y no se le pedía que llegara tanto, sino que hiciera lo correcto y fuera un jugador serio. Y la verdad que esas funciones las cumplían muy bien. Pero ahora tienes que ir fijándote en otro tipo de jugadores porque los entrenadores no solo te piden que llegues a línea de fondo y que defiendas, sino que algunos te piden también que te metas por dentro como un interior o un mediocentro. O que por fuera veas donde están los huecos del rival. Ahora tenemos que trabajar mucho más. No solo físicamente, también la cabeza y la visión de juego. Creo que eso es enriquecedor, tanto para los laterales como para el juego en sí. Aunque a la vez es algo complicado y que lleva su tiempo.
—Maldini o Roberto Carlos. Uno se pone a repasar grandes laterales izquierdos y quizás esos futbolistas no hubiesen tenido hueco hoy en día.
—Sí. O pudiese ser que se ajustasen a equipos concretos, más defensivos. Eran pocos, normalmente los brasileños, que eran más ofensivos y vistosos. El resto eran más defensivos. En Valencia triunfó mucho Carboni, por ejemplo, y era de ese estilo. Luego llegó Moretti y lo mismo. Ahora la mayoría de jugadores que están en grandes clubes, no solo es que sean muy ofensivos, sino que la mayoría han pasado por una etapa de extremo o de delanteros.
—Está Lucas Vázquez en el Real Madrid o el propio Mollejo aquí.
—Cada vez más. Empezó hace cuatro o cinco años y cada vez es un recurso que se utiliza más, porque los laterales ahora deben cumplir muchas funciones. No solo la defensiva.
—¿Hay mucha diferencia de lo que pide Rubén a los laterales de lo que os pedía Fernando?
—Sí. Fernando pedía más seguridad defensiva, más apoyo a los centrales y la cobertura. Rubén pide más variedad, un poco de apoyo por dentro, que lleguemos a línea de fondo porque muchas veces el mediocentro se mete en línea de tres y no hace falta que el lateral esté tan pendiente de la posible pérdida o de la cobertura.
—¿Y a usted qué le gusta más?
—Es diferente, pero a mí me gusta más tener libertad, lo que se viene haciendo en los últimos años. Me gusta ir por dentro o por fuera dependiendo de la jugada y no estar tan encorsetado.
—Fernando confío mucho en usted y dio la impresión de que le dolió especialmente su marcha.
—Sí. Yo le estoy muy agradecido por estos dos años. Me ha dado mucha confianza y he aprendido muchas cosas. Tiene mucha experiencia en el fútbol y la verdad que he aprendido mucho, sobre todo defensivamente, en seriedad. Cada uno tiene su método y no hay que olvidar la segunda vuelta del año pasado que fue de ascenso directo. Al final, llevábamos una losa detrás muy difícil de revertir y en esa última jornada extraña y fatídica no lo pudimos conseguir.
—¿Ha vuelto a hablar con él?
—No. Vinieron aquí a despedirse y hablé con ellos y luego he mantenido un poco el contacto con Manu Pombo, el preparado físico. Estoy apuntado en la universidad de educación física y él es profesor de allí, me ayuda un poco y le pregunto cómo está y cómo está Fernando. Ellos tenían confianza en mí y les estoy agradecido y les tengo aprecio.