Los dos estuvimos juntos dos años en el Reus, y después lo pudimos llevar al Zaragoza, porque consideraba que era el mejor lateral de la categoría. Y aquel primer año estuvo bien. Ahora hace cuatro años que no lo tengo, y tampoco lo he podido seguir habitualmente, pero era un lateral en el que confiaba mucho. Siempre me ha gustado que los laterales ofrezcan muchas posibilidades en ataque, y su proyección ofensiva era su principal cualidad. Subía la banda, pero sobre todo sabía qué hacer. Hay otros que suben y centran, pero Alberto en los últimos 15 o 20 metros dispone de capacidad para el desborde, recortar y dar el pase con criterio. Sabía decidir. Ofrecía un buen recorte en las cercanías del área que le permitía dar el pase atrás. Yo destacaría, además de su proyección ofensiva, su toma de decisiones en los últimos metros.
Es un futbolista que no tiene nada que ver con la capacidad física de Bóveda. Eneko podía ir y volver muchas veces, pero en los últimos metros decidía peor que Alberto. Otro aspecto a valorar de Alberto es que también tenía un buen saque de banda, muy largo, que metía el balón en el área. Aunque el nuevo jugador del Dépor destacaba por su aspecto ofensivo, en defensa no era malo. La experiencia y el tiempo le han permitido crecer. Y en cuanto a lesiones, conmigo sufrió alguna, pero nunca fue un problema gordo.
Con nosotros jugaba con la banda liberada de un extremo puro para que pudiera subir. Creo que si le pones un extremo, le estás limitando la proyección ofensiva. Es un jugador de llegar y ponerla, o recortar y asociarse. En este sentido, se tiene que notar que viene de Segunda División. En el vestuario es un chaval agradable y muy futbolero.