LOF

07 nov 2021 . Actualizado a las 20:14 h.

A los que crecimos con el fútbol de los noventa, el Logroñés —el de verdad— nos trae siempre los mismos recuerdos: Aimar, Abadía, Lopetegui, David Vidal y el césped del viejo Las Gaunas . «Hay un poco de césped en tu barro», dirían en el 2021 los reyes de Twitter. Y luego está el clásico chiste. Hay que agradecerles, tanto a la SD como a la UD —como en Salamanca o en Ourense, aún a tortas por cuál es el heredero legítimo—, que no les diese por bautizarse como «Rioja capital» o algo así y que hayan permitido darle continuidad a la broma más de una década después de la desaparición del Club Deportivo.

Porque Logroñés, leído de derecha a izquierda, sigue siendo señor gol. Un capricho maravilloso del lenguaje que deja en nada a cualquier palíndromo.

Pero el señor gol viste de blanquiazul. Es venezolano, tiene 36 años y se llama Nicolás Ladislao.

Nadie me va a mover de que Miku es el mejor jugador que tiene este Deportivo. Solo un ciego no vería que Quiles hace casi todo bien, que Bergantiños es imprescindible o que Ian Mackay ha sido uno de los grandes aciertos de los últimos años. Podrían citarse a otros, pero por trayectoria, calidad, estado de forma y saber hacer —y también por peso en el vestuario—, Miku es el número uno.

Uno a veces se desespera viendo a Noel en el banco, pero hay una razón por la que Borja Jiménez se resiste habitualmente a sustituir a un tipo más cerca de los cuarenta que de los treinta que acostumbra a dar síntomas de fatiga obvios en el segundo tiempo. El entrenador no es tonto y sabe que al siete le hace falta media ocasión para hacer gol. Sin rascar bola en 89 minutos, te puede ganar un partido en el noventa.

Cuando Richard Barral, entre el mérito y las prisas del mercadillo de gangas, se trajo al delantero para el proyecto en Segunda B, la gente se echaba las manos a la cabeza. Cuando se le renovó un año más para Primera Federación, más de lo mismo. Pues señor gol lleva cinco tantos, a uno del pichichi.

Nicolás Ladislao no juega demasiado bonito, pero que dios le dé salud.