La tela de araña de Borja y la lección de Quiles

TORRE DE MARATHÓN

LOF

08 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Transcurridas once jornadas, cuesta reconocer a un equipo superior al Deportivo, al menos en su grupo de Primera RFEF. En Las Gaunas, exhibió una solvencia propia de un conjunto campeón. Para los aficionados riojanos resultó hasta odioso comprobar cómo era imposible meterle mano a un equipo aguerrido, que apenas concedió opciones de ataque. Dio la impresión de que la UD Logroñés no iba a ser capaz de marcarle al Dépor, ni jugando tres horas.

Seguramente a un aficionado neutral no le haya enamorado el envite, lento por momentos. Los coruñeses jugaron con Álex Bergantiños incrustado entre los centrales (inconmensurables Lapeña y Jaime) y Diego Villares dio un recital de coberturas y apoyos. Los rojiblancos, con una de las mejores duplas ofensivas de la competición [Dubasin y Guarrotxena], se enredaron en la tela de araña tejida por Borja Jiménez en la medular. El Dépor saltó a Las Gaunas sin temor a defender en un bloque medio-bajo cuando no tenía el control del balón; y a manosearlo con paciencia cuando disponía de él. Así fue como consiguió que pasaran muy pocas cosas en la primera mitad hasta el gol de Miku, una bendición. El 0-1 fue reafirmar una idea de fútbol rocoso, que hundió anímicamente a la UD Logroñés.

La segunda lección deportivista en el partido llegó con la entrada de Alberto Quiles al poco de reanudarse el duelo. El onubense, que perdió la titularidad, salió desde el banquillo muy enchufado y consiguió imantar el balón a su bota, con el desahogo que eso supuso para sus compañeros. No es fácil reponerse de un golpe como el de pasar de estrella a prescindible; y hacerlo con la personalidad de pedir el balón continuamente, conservándolo además con la clase que lo hizo.

Lo de Las Gaunas fue la confirmación de una solvencia que se extiende ya a ocho encuentros con Mackay dejando su portería a cero. De los otros tres partidos jugados, el accidente contra la SD Logroñés (gol encajado en el 94 tras dominar), lo inexplicable de Irún (derrota inmerecida, con dos tantos encajados en dos tiros a puerta locales) y el descontrol de Salamanca, el único verdadero borrón de un Dépor que, con luces o con sombras, puede presumir de equipo.